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Informe dice Delfinario no cumple distancias

delfinario_miercolesEl delfinario Dolphin Discovery, aprobado por Medio Ambiente en el complejo turístico Downtown Punta Cana, mediante un cuestionado proceso, se construye prácticamente en el mismo lugar que objetaron los técnicos de la institución en un informe de octubre de 2013 y, además, según un documento más reciente de la institución, «violando los márgenes de distancia sugeridos en el permiso de importación de los mamíferos marinos».

En un reporte hecho el pasado 16 de mayo, los técnicos del Viceministerio de Gestión Ambiental indican que «se realizaron mediciones, tanto con cinta como con GPS (Sistema de Posicionamiento Global), para tener varios datos de diferentes equipos, donde arrojaron una serie de resultados diferentes a los estipulados en el permiso de importación de los delfines, en el cual establece una distancia mínima de 200 metros hasta la carretera y la discoteca».

(DL tuvo acceso al informe vía la Ley 200-04, sobre Libre Acceso a la Información Pública).

El delfinario, que pretende desarrollar la empresa Construcciones y Minería Virgen de La Altagracia, S. R. L. (Conmivial), en alianza con la compañía extranjera Dolphin Discovery, se construye en unos terrenos localizados entre el concurrido Bulevar Turístico del Este y la avenida Barceló, en Bávaro.

En las mediciones que hicieron los técnicos, 13 días después de que DL publicara una historia que cuestionaba el modo en que Medio Ambiente modificó la licencia de Downtown para introducir el delfinario, los técnicos encontraron que la distancia desde el límite inferior de la piscina (donde estarán los delfines) hasta el Bulevar, es de apenas 49.90 metros, y desde el límite superior al mismo punto, 113.20 metros. Mientras que el espacio entre la discoteca Coco Bongo -que forma parte del megaproyecto- y el delfinario es de 159.1 metros, todos por debajo de la distancia mínima sugerida.

Precisamente, la cercanía del delfinario con estos lugares fue lo que más objetaron los técnicos que participaron en el primer informe, realizado a raíz de que Conmivial solicitara una modificación de licencia ambiental para incluir la atracción con delfines.

En ese momento, los técnicos ponderaron que los «mamíferos marinos en cautiverio (como los delfines) son muy susceptibles a la persistencia de un ruido continuo, lo cual podría provocarles estrés y, como consecuencia, afectación a su sistema inmunológico y padecer enfermedades respiratorias».

¿Cómo sucedió?

Después del primer informe de objeción, la viceministra de Gestión Ambiental, Zoila González, envió una comunicación a Ramón Fernández, promotor de Downtown, en donde le informaba que el lugar no cumplía las condiciones, y le recomendaba ubicar una nueva área a ser evaluada.

Fernández acató la petición, y envió una propuesta, en la que mueve el proyecto unos metros al sur del punto inicial.

En el proceso que siguió Medio Ambiente hay un vacío. Si bien, para la primera propuesta hubo una inspección y un informe detallado, para el nuevo lugar no se hizo lo mismo.

En presencia de DL, la viceministra González y la directora de Calidad de ese viceministerio, Silmer González, revisaron el expediente de Downtown, y en ninguna parte apareció el informe en que se basa la institución para aceptar el cambio de lugar como bueno y válido. Durante el proceso de investigación llevado por DL, la responsabilidad de la aprobación saltó de Gestión al Viceministerio de Áreas Protegidas y Biodiversidad, y viceversa. Como posible «aprobación» de Áreas Protegidas, en Gestión se mencionó una visita que realizó en diciembre pasado su titular, el viceministro Daneris Santana, junto a Zacarías Navarro, técnico de evaluación de Impacto Ambiental.

«Entonces, visto que se hizo una inspección, donde estuvo Daneris y Zacarías, estuvieron las dos dependencias, se decidió que se podía dar el permiso ampliado», explicó González a DL.

Entrevistados por separado, los dos coincidieron en que acudieron al lugar a verificar la versión inicial de los técnicos sobre los ruidos y otras perturbaciones para los animales, pero que no aprobaron ni desaprobaron. Santana dejó claro que quien gestiona y aprueba esos procesos es Gestión Ambiental. Y Navarro recordó que en ese momento los promotores tenían varias alternativas, y que quedaron de enviarlas por escrito al Ministerio para fines de evaluación. De esa visita no se hizo informe.

Después de mucho insistir para que presentaran el documento, González logró que desde Áreas Protegidas enviaran un informe, que supuestamente correspondía a la evaluación que justificaba el permiso a la nueva área.

Pero al revisarlo, se observó que tenía fecha del 26 de febrero, casi un mes después de que se dio la licencia (emitida el 28 de enero 2014).

Este informe de inspección fue mandado a hacer por la Dirección de Biodiversidad, que dirige José Manuel Mateo, y realizado por los técnicos Cipriano Rosario e Ivelisse Figueroa (técnica que participó en la primera evaluación). Mateo aclara que se hizo este proceso como requisito previo a otorgar los permisos de importación de delfines, y que la visita no buscaba corroborar el cambio de lugar, sino verificar si las dimensiones del espacio en construcción cumplían los requisitos del reglamento. Y dice que les hicieron precisiones.

Pero lo que reflejaron los técnicos no tiene desperdicios: «Antes de trasladarnos al lugar, les pregunté que nos señalaran el lugar antes propuesto y el nuevo donde se ubicaría el delfinario (…). Al llegar (…), observamos que la construcción está prácticamente en el mismo punto de la primera visita de evaluación, aunque el ingeniero y el arquitecto (del proyecto) nos dicen que fue desplazado unos 30 metros del lugar propuesto». Y agrega: «Señalamos lo anterior, ya que no hubo reubicación del lugar (para que la licencia fuera renovada) para este delfinario, simplemente un ligero desplazamiento dentro de la misma zona».

Los técnicos dejan también constancia de esto en las conclusiones, enfatizando que «el requerimiento a la solicitud de importación de delfines, en caso de emitirse, deberá estar sujeto a contar con las instalaciones apropiadas para este tipo de actividades, siguiendo con las directrices establecidas en la Resolución 01/2008 sobre Mamíferos Marinos en Cautiverio».

Permisos

En febrero, Biodiversidad emitió a favor de Downtown dos permisos para la importación de ocho delfines, con la condicionante de que los animales debían llegar al país, luego de que se construyera la edificación. Aunque tomó precauciones, al dar los permisos sin que esté construido el delfinario, se pasó por alto parte de la Resolución, que en el acápite (a) del artículo VI, establece que para solicitar el permiso, el solicitante deberá presentar un «documento certificado de verificación expedido por la Secretaría de Estado de Medio Ambiente y Recursos Naturales, asegurando que las instalaciones están en condiciones de operar adecuadamente».

Mateo alega que otorgaron el permiso después que el Ministerio había dado la licencia ambiental. «Ya ante un hecho como ése, que ellos siguieron un procedimiento con otra instancia del Ministerio, yo no les podía negar ese permiso. Y se los otorgamos sólo en ese momento (cuando obtuvieron la licencia)», enfatizó.

Dijo que previo a la licencia, los promotores habían intentado conseguir los permisos. El funcionario mostró a DL copias de las dos cartas que les envió diciéndoles que no podía complacerlos.

«Arriba»

En Medio Ambiente, Gestión Ambiental es la instancia que dirige el proceso de tramitación o modificación de permisos y licencias. Incluso coordina el Comité de Evaluación Técnica, un órgano que agrupa representantes de todos los viceministerios y que evalúa las licencias. Según explicó la viceministra de Gestión, Zoila González, desde la entidad que dirige realizan todo el proceso técnico con las consideraciones pertinentes, pero es una unidad técnica adjunta al despacho del ministro la que elabora el documento final.

Vía: http://www.diariolibre.com/