ESTOCOLMO. El Acuerdo de París sobre cambio climático entró en vigor el viernes, mucho más rápido de lo que muchos pensaron, luego de un año de grandes éxitos en los esfuerzos internacionales por reducir las emisiones de dióxido de carbono y otros gases que calientan el medio ambiente generados por el hombre.
Esto quiere decir que el mundo ha dado importantes pasos para resolver lo que los científicos consideran el principal causante del aumento de las temperaturas.
Pero son muy pocos por ahora.
En el Acuerdo de París, los países se comprometen a reducir el calentamiento global dos grados centígrados (3,6 Fahrenheit) y a hacer lo posible por mantenerlo 1,5 grados (2,7 F) por debajo de la era preindustrial.
Pero comprometerse a lograr esos objetivos es la parte más fácil. Alcanzarlos es otra historia y requerirá una transformación de los sistemas energéticos, que a pesar de los progresos registrados con el uso de energía solar y eólica, siguen dependiendo de los combustibles fósiles.
Algunas cosas que hay que resolver antes de que se puedan lograr las metas del Acuerdo:
Fijar normas
Antes que nada, los países deben aclarar las normas de transparencia y responsabilidad que garanticen el cumplimiento de sus compromisos.
El lenguaje de ese tramo del acuerdo es un tanto ambiguo y solo dice que los países deben informar cuáles son sus emisiones y sus esfuerzos por reducirlas, pero da “flexibilidad” a las naciones en desarrollo.
Esto se debió a que China y otros países insistieron en que se tome en cuenta el hecho de que los países en desarrollo no tienen las mismas capacidades de medir las emisiones que las naciones ricas.
Una conferencia de dos semanas que empieza el lunes en Marrakech, Marruecos, abordará el tema de las normas. La directora de la unidad sobre clima de las Naciones Unidas Patricia Espinosa dijo el viernes que las reglas estarán listas en el 2018 para garantizar “que todos participan en el esfuerzo y aportan lo mejor de sí dentro de sus capacidades”.
Objetivos más ambiciosos
La ciencia lo tiene claro: Incluso si las normas se implementan en su totalidad, la reducción de emisiones a que se comprometieron las naciones en París no harán que el calentamiento global se mantenga por debajo de dos grados centígrados. Varios analistas independientes pronostican un calentamiento de tres grados o más.
Para que sea inferior a los dos grados, los países tendrán que encontrar la forma de reducir entre 12.000 millones y 14.000 millones de toneladas métricas adicionales de sus emisiones anuales para el 2030, de acuerdo con un informe de la ONU difundido esta semana.
Es por ello que el Acuerdo de París pide a los países que revisen sus objetivos individuales de emisiones cada cinco años, para ver si encuentran la forma de incrementar sus reducciones mediante el uso de tecnologías nuevas y más baratas. La primera revisión está pautada para el 2018.
Acción inmediata
El Acuerdo de París lidia con las emisiones a partir del 2020. Pero los modelos climáticos indican que la curva de las emisiones mundiales debe dejar de subir antes porque de lo contrario será muy difícil cumplir el objetivo de reducir el crecimiento a dos grados y será prácticamente imposible quedar debajo de 1,5 grados.
Es así que los grupos defensores del medio ambiente y los países más vulnerables insisten en que los gobiernos de los países más contaminantes aceleren sus recortes ya, sin esperar al 2020. Eso no está sucediendo por ahora.
El dinero
El dinero es siempre uno de los temas principales de las conversaciones sobre el clima. Estados Unidos, Europa y varios países ricos han prometido recaudar 100.000 millones de dólares para el 2020 para financiar proyectos relacionados con el clima.
La idea es ayudar a las naciones pobres a cambiar los combustibles fósiles por energía limpia y a adaptarse a las consecuencias del cambio climático que no se pueden evitar, como la crecida de las mareas en algunos casos y el aumento de las olas de calor y las sequías en otros.
Los aportes para ese fondo serán uno de los aspectos centrales de la agenda de Marrakech.
Emisiones negativas
No se hablará mucho de este tema en Marruecos, pero dada la brecha que hay entre el nivel actual de las emisiones y el que deberían tener para cumplir con los objetivos del Acuerdo de París, los gobiernos tendrán que empezar pronto a considerar tecnologías que permiten eliminar el carbono de la atmósfera.
Lo que en la jerga climática se llama “emisiones negativas”, que limpian el aire de carbono y regeneran la atmósfera.
La mayoría de los modelos climáticos indican que en la segunda mitad del siglo serán necesarias emisiones negativas para limitar el calentamiento a dos grados. Las tecnologías para ello existen, pero no está claro si pueden ser empleadas en la escala masiva que sería necesaria para que tengan un impacto.
Un baño de realidad
Además del Acuerdo de París, ha habido varias novedades importantes en tiempos recientes, incluido un crecimiento récord de las energías renovables. Ya hay más de un millón de automóviles eléctricos en el mundo y las naciones llegaron a un acuerdo para eliminar en forma gradual los potentes gases con efecto de invernadero usados como refrigerantes en las neveras y congeladoras y a otro para limitar las emisiones generadas por los aviones.
Pero el sistema climático marca sus propios hitos, que hacen dudar que los objetivos de un calentamiento inferior a los dos y 1,5 grados sean realistas.
El año pasado fue el más caliente de que se tenga conocimiento y se espera que el año en curso sea más caliente todavía. Los niveles de carbono en la atmósfera, por otro lado, siguen subiendo y superaron la barrera simbólica de 400 partes por millón durante el 2016, lo que según la ONU marca “el comienzo de una nueva realidad climática”.