Por: Arismendy Calderon
Cristin Hayes, una joven bióloga norteamericana, y su pequeña hija Mojabe, de dos años, pasan ocho horas diurnas observando el comportamiento de los nuevos gavilanes que fueron reintroducidos desde Los Haitises al área protegida de la Fundación Ecológica Punta Cana.
El interés primordial del programa de conservación en la zona es asegurar la sobrevivencia del gavilán de La Hispaniola, el ave endémica en mayor peligro de extinción del país.
Cristin y Mojabe la pasan bien. Ambas comparten el espacio de una caseta de madera de donde observan a través de un telescopio a los gavilanes, distantes a unos 200 metros, cuando entran y salen de una jaula instalada sobre un árbol en el espeso bosque. Las aves van y vienen. Es el lugar donde se alimentan, hasta que se adaptan y empiezan a cazar solas.
Cada movimiento de las aves es registrado por Cristin en un documento. Ella no los distingue por su nombre, sino por siglas. Pero “Nicole”, “Arianna”, “Yonali”, “Naomi”, “Slovnic” y “Periclito” tienen hábitos comunes. En tres meses, los gavilanes se independizarán, cazarán solos y no retornarán a la jaula. En los próximos días, dos nuevos ejemplares serán reintroducidos al área protegida de la Fundación Ecológica Punta Cana.
“Es fascinante observar a estas aves. Mojabe y yo la pasamos bien. Ella toma sus alimentos y se duerme en su hamaca. Yo sigo vigilando a los gavilanes. Me emociona mucho este trabajo”, comentó Cristi, quien se ha familiarizado en poco tiempo con el idioma y el entorno boscoso donde se alimentan las aves.
Originalmente, en el año 2009, llegaron “Berta”, “Gavi” y “George”. Ahora son adultos, que sobrevuelan por toda la zona de Punta Cana, deleitando a turistas y personas que residen en ese proyecto turístico. En la zona está prohibida la cacería de cualquier especie. El gavilán de La Hispaniola (Buteo ridgwayi) figura en los primeros lugares de la lista roja de la Unión Internacional para la Conservación y la Naturaleza.
Uno de los gavilanes reintroducidos escapó de la zona y se estableció en la comunidad de Juanillo. Otro murió accidentalmente al quedar atrapado en la horqueta de un árbol. Trataba de cazar una culebra para alimentarse. Estas aves se alimentan de culebras verdes, roedores, lagartos, murciélagos, anfibios, insectos y pequeñas aves. El ciclo natural de vida se interrumpe ocasionalmente y el ave muere por enfermedad o accidente.
Todos los ejemplares han sido reintroducidos a Punta Cana desde Los Haitises, como parte del proyecto de recuperación de esta ave endémica, empujada en los últimos años a los límites de la extinción por la presión humana. Su lugar de origen, el Parque Nacional Los Haitises, se ha tornado riesgoso para su existencia. Muchos peligros lo acechan. El conuquismo, los fuegos forestales, la rampante deforestación y la presión de personas que residen dentro del área protegida amenazan su existencia. Un factor negativo preocupante es la presencia cada vez más numerosa de haitianos en su hábitat natural, específicamente en la comunidad Los Limones.
Los gavilanes son monitoreados por telemetría. Es una responsabilidad compartida por la Sociedad Ornitológica Hispaniola y The Peregrine Fund su preservación; es una responsabilidad compartida, además, por la Fundación Ecológica Punta Cana y el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales. El área donde se preservan estos gavilanes son lugares históricos donde esta especie habitaba antiguamente.
Parecido mortal. Su parecido mortal con el guaraguo le ha generado problemas al gavilán de La Hispaniola. Muchos campesinos lo cazan por temor a que ataque sus gallinas y polluelos. Sin embargo, es un error fatal, porque estas aves son dóciles, tímidas, mansas y extremadamente confiadas. Siempre mantienen un bajo perfil. Prefieren una dieta de culebras verdes, roedores, lagartos, ratas, murciélagos, anfibios, insectos y pequeñas aves.
Cuando anida, suele compartir el espacio con la cigua palmera. Es una relación de mutua confianza. El gavilán no ataca los pichones de sus vecinas. Muchos campesinos que todavía habitan en Los Haitises han cazado a estas aves porque las confunden con el guaraguao o el cernícalo. De manera inocente, los lugareños eliminan estos animales con escopetas, rifles de perdigón, trampas y tirapiedras.
Como parte de la investigación y los esfuerzos para conservar al gavilán de La Hispaniola, las instituciones responsables organizan periódicamente charlas, talleres y presentaciones en las comunidades periféricas donde habitan estas aves. El objetivo es que los lugareños, y la población en sentido general, aprecien el valor de estos animales.
La población de gavilanes en el país es de alrededor de 250 ejemplares. Su nombre científico es Buteo ridgwayi y es endémico de la isla La Hispaniola. No existe en ninguna otra parte del mundo. La población de estas aves se concentra en el Parque Nacional Los Haitises, principalmente en la localidad Los Limones, una de las zonas más hermosas de esa área protegida.
El proyecto. El proyecto de reintroducción del gavilán de La Hispaniola marcha satisfactoriamente. La intención es protegerlo en sus áreas de distribución histórica. Punta Cana es una de ellas. También hay una población en Los Limones y en Loma la Herradura, en la comunidad Pedro Sánchez, en la cordillera Oriental. En esa zona hay 15 ejemplares. Lugareños han notificado la presencia de gavilanes en Samaná, próximo al salto El Limón.
Hace 30 años se reportó la presencia de gavilanes en 27 lugares diferentes del país. En el año 2002, se iniciaron los estudios para identificarlos en esos lugares. Sin embargo, las acciones indiscriminadas del ser humano han llevado a los límites de la extinción a estas aves, destruyendo su hábitat, persiguiéndolo y eliminándolo. El peligro crítico del Buteo ridgwari es latente.
El estado de peligro crítico de extinción del Buteo ridgwayi se debe a la rápida declinación y el tamaño pequeño de la población existente. Para poder revertir esta tendencia y que el gavilán pueda descender de categoría, requiere que la tendencia de la especie se mantenga y aumente su cantidad y su distribución. Estos dos criterios pueden ser implementados estableciendo al gavilán en un hábitat conveniente, preferentemente áreas protegidas o en tierras privadas a las afueras del parque Los Haitises.
Vía: Hoy Digital