El rechazo al contrato que concedió la explotación del Oro de Pueblo Viejo, en Cotuí, se ha tomado cuerpo y ha llegado a formar parte de la promoción publicitaria de empresas que tienen una línea promocional alternativa, como es el caso de Óptica Almánzar, captado ayer en la Autopista Duarte.
La situación del oneroso contrato mediante el cual diputados y senadores de los partidos Revolucionario Dominicano y de la Liberación Dominicana, por instrucciones de sus dirigencias, que concedió en sesión express está cuestionado por lo lesivo que resulta al país. El gobierno ha defendido el contrato.
Diputados que aprobaron el congreso han confesado que no lo leyeron y que actuaron bajo orientaciones del presidente Leonel Fernández y Miguel Vargas Maldonado.
El rechazo social, que ha sido encarnado por organizaciones cívicas, el movimiento juvenil que se apoya en los medios electrónicos de la red de Internet y la punta de lanza de rechazo que encarna el programa radial El Gobierno de la Mañana, está tomando cuerpo y se habla ya de revisar (y probablemente rescindir) el acuerdo que afecta la soberanía nacional. Al programa El Gobierno de la Mañana se le debe reconocer el liderazgo de la oposición desde los medios radiales.
La lucha científica de cuestionamiento se ha desarrollado por parte de la Academia de Ciencias de Rep[ublica Dominicana, la Comisión Ambiental de la UASD y el geólogo Osiris de León.
Pensan contra la Barrick Gold su mal desempeño en materia de relaciones publicas, fundado en comunicados pagados en los cuales se mezclan mentiras con verdades y la torpe gerencia mediática de la intoxicación colectiva ocurrido en sus instalaciones, con actitudes de prepotencia que incluyeron el impedimento de entrada a su planta de la Comisión Investigadora del Senado de la República.
La situación afectó a decenas de empleados y trabajadores, cuyo número oscila entre los 300 que dice la empresa y los miles que se han señalado extra-oficialmente como afectados. La empresa minera canadiense está perdiendo la batalla de opinión publica mientras ganan espacio las voces de protesta.
Por: José Rafael Sosa
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