En su interior, la Tierra almacena grandes cantidades de energía renovable, que no produce partículas contaminantes ni dióxido de carbono. A pesar de sus bondades, la energía geotérmica está siendo aprovechada de forma tímida.
En 2007, el Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT, por sus siglas en inglés), en un informe preparado por 18 científicos interdisciplinarios tras una serie de jornadas para analizar el futuro de la geotermia en Estados Unidos, expuso que “la energía almacenada en las rocas de la corteza puede proveer de una porción sustancial de la electricidad que requieren los Estados Unidos, a precios competitivos y con un mínimo impacto ambiental”.
En el estudio proponen adaptar las políticas locales y nacionales para alentar el desarrollo geotérmico, y exhortan al establecimiento de un programa de investigación, de varios años de duración, en las áreas de ciencias de la Tierra, exploración profunda, perforación geotérmica y conversión de energía, apoyado por el análisis constante de resultados.
Diferentes organismos internacionales se han trazado metas para el desarrollo de la geotermia, con revisiones de las mismas para verificar sus avances. En diciembre pasado, el Consejo Europeo de Energía Geotérmica (European Geothermal Energy Council, EGEC) convocó en Munich, Alemania, a más de 120 compañías europeas a fin de evaluar los avances para alcanzar al 2020 la meta de seis gigavatios (GW) geotérmicos de potencia eléctrica y 39 más de potencia térmica instalada. Ese propósito está recogido en la Declaración de Bruselas del 11 de febrero de 2009.
En tanto, abril próximo propiciará un nuevo escenario en la isla indonesa de Bali, para conocer las tendencias y nuevas tecnologías del sector. Allí se celebrará el Congreso Geotérmico Mundial 2010, que efectúa cada lustro la Asociación Geotérmica Internacional.
Algunos puntos de desarrollo
En Estados Unidos existe un desarrollo a destacar de la geotermia. Por ejemplo, en Nevada hay instaladas seis plantas que producen conjuntamente 235 MW, y otras empresas están preparando nuevos proyectos en esa zona.
Desde 2001, en el sur de California, en la orilla sudeste del mar Salton, operan 15 plantas en una gran cuenca geotérmica, de donde obtienen 570 megavatios de electricidad. También en California operan las centrales eléctricas The Geysers, en los condados de Sonoma y Lake, a unos 150 kilómetros al norte de San Francisco, en un área de alta actividad sísmica.
En Islandia hay instalada una planta geotérmica que satisface las necesidades de agua caliente del área metropolitana de Reykjavík, su capital, ciudad que posee más tierras cubiertas por glaciares que el resto de los países de Europa continental. Islandia satisface el 17 por ciento de sus necesidades de electricidad con esa fuente energética.
Estructura geotérmica
Una planta que opera con el calor de la Tierra consiste en una zona sembrada de grandes tuberías que conducen el vapor desde los pozos hasta la planta generadora. Las cañerías describen curvas a intervalos regulares para permitir que los enormes tubos se expandan y contraigan al calentarse y enfriarse.
Se utilizan las mismas técnicas que se emplean para abrir los pozos de petróleo, la única diferencia es que estos pozos tienen un diámetro mayor porque son los encargados de llevar a la superficie el vapor y el agua caliente a presión. Esta combinación es el producto que se envía a la planta de energía.
El siguiente paso tiene lugar en el separador, que es donde se aísla el vapor del agua caliente, también llamada salmuera geotérmica. El vapor sigue teniendo gotitas que contienen minerales que podrían depositarse en la turbina y dañarla, por lo que al vapor se lo manda a una depuradora que se encarga de eliminar dichas gotas. El vapor depurado pasa a unas enormes tuberías que llegan a la planta generadora de electricidad.
Las plantas de The Geysers operan con vapor a más de 180 grados Celsius, el que al alcanzar la superficie se reparte hasta las centrales eléctricas mediante una red de tuberías en superficie. El vapor a presión hace girar turbinas convencionales que se conectan a generadores que producen más de 725 megavatios al día.
Una vez que pasa las turbinas el vapor se enfría y se convierte en agua.
Estas centrales añaden al proceso las aguas residuales depuradas de los municipios vecinos, que, mezcladas, se vuelven a introducir bajo tierra recargando los acuíferos y volviendo a producir nuevo vapor de origen geotérmico.
Se ha reportado el agotamiento de los depósitos de magma en varios sitios por lo que ya no producen energía geotérmica, lo que algunos atribuyen a la inyección del agua residual fría en la recarga del acuífero caliente; y que en al menos una localidad el enfriamiento fue resultado de pequeños pero frecuentes terremotos.
Por: Solange de la Cruz Matos
Listín Diario