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Cuando escribo estas líneas, aún no se conoce el informe que habrá de rendir la oficina local del PNUD sobre la explotación minera en Loma Miranda. A contrapelo de otros ambientalistas y de una envestida mediática que cuenta a su favor, con una encuesta de opinión Gallup-Hoy, deseo externar mi opinión disidente sobre el tema.
Creo que la percepción pública existente se ha cimentado sobre base de información equivocada, que inexplicablemente la propia empresa Falconbridge (Xstrata Nickel) no se esfuerza en rebatir. En realidad, exceptuando el impacto visual para los viajeros Norte-Sur por la autopista Duarte, el impacto ambiental esperado de una posible explotación minera en Miranda no es ni por asomo del tamaño que señalan los detractores del proyecto, ni diferente de lo que ya conocemos en las otras operaciones de la empresa de la misma zona.
Más que ambiental, es una evaluación económica y social lo que debería indicarle al Gobierno si permite extraer los materiales mineralizados de Loma Miranda. Dicha evaluación deberá tomar en cuenta la afirmación de la empresa de que solo así podrá permanecer durante 25 años más operando en la República Dominicana, en razón de que el ferroníquel del sitio Loma Miranda tiene una Ley (proporción del mineral por tonelada de material) más alta que la del mineral de las lomas La Peguera, Caribe y Loma Ortega, y que solo la mezcla de todos le garantiza rentabilidad.
Para que se pueda determinar la rentabilidad social, el gobierno debería explicarle al pueblo dominicano, qué significan las operaciones de la Falconbridge en términos de generación de empleos y de ingresos para el Estado y para los municipios involucrados durante los próximos 25 años.
En cuanto a lo ambiental, no es cierto lo del supuesto peligro de la desaparición de centenares de especies de la biodiversidad dominicana, ya que toda la flora y la fauna existente en ese sitio, incluyendo las especies declaradas como protegidas, está extensamente distribuida en muchos lugares de la Cordillera Central.
Otra afirmación errónea puesta a circular es que en Loma Miranda nacen numerosos ríos que desaparecerían, poniendo en peligro la producción de arroz y otros rubros alimenticios que reciben agua de la presa de Rincón. Los tributarios de la presa de Rincón son dos: el río Jima, que nace en Las Neblinas y circula al Sur y bastante alejado de Miranda; y el río Jayaco, que también nace y circula fuera de Loma de Miranda, sin que las potenciales extracciones ejerzan impacto alguno sobre su cauce.
El único río que nace propiamente en Miranda es el Jaguey, con un caudal promedio anual de 1.0 M3/Segundo.
Este río, que atraviesa la autopista Duarte próximo a la entrada de la carretera de San Francisco de Macorís, es tributario del río Pontón, afluente del río Camú, sin ninguna influencia en la presa de Rincón. El Jaguey cuenta con una protección boscosa como pocos en el país y la Falconbridge propone mantenerla, declarando como área protegida una amplia extensión de 14,656 tareas dentro de su concesión.
Otorgar un permiso de explotación minera supone una labor conjunta de varios departamentos del gobierno. Para poner un caso, el Ministerio de Medio Ambiente emite la licencia o permiso ambiental si el proyecto califica, estableciendo las condiciones de operación.
Por ejemplo, en explotación a cielo abierto no puede faltar el plan de recuperación del área minada, reponiendo la capa removida y reforestando con las mismas especies.
En Loma Ortega, lugar donde actualmente hay extracción, es completamente visible y palpable el proceso de recuperación de suelo; también se observa que la escorrentía de las laderas ha sido conducida adecuadamente hasta una laguna donde se crían peces y viven cientos de aves silvestres.
Inquirimos el por qué reforestan con una especie exótica como la Casuarina (Casuarina equisetifolia), árbol mejor conocido como Pino Australiano que fue introducido y naturalizado en los trópicos desde hace mucho tiempo. La explicación es que se adapta inmejorablemente y por su gran capacidad para depositar materia seca en el suelo, es altamente beneficiosa para su recuperación.
En este sentido, queda la duda de si el Ministerio de Medio Ambiente evalúa el plan de recuperación de los terrenos minados y decide las especies a utilizar.
Vía: Listin Diario