LOS ANGELES. Con un experimento efectuado durante 17 años con más de un millón de plantas, los científicos sometieron a prueba el calentamiento global venidero: Cultivaron flores y pasto en un medio ambiente con más calor, dióxido de carbono y nitrógeno del normal para simular un futuro no muy distante con temperaturas más altas.
Los resultados, que corresponderían a un mundo posterior al año 2050, no son alentadores y contradicen a quienes insisten en que como las plantas necesitan dióxido de carbono —el principal gas de efecto invernadero emitido en la quema de combustibles fósiles— el cambio climático no es tan malo y redundará en un planeta más verde.
Por lo menos en el ecosistema creado en California, las plantas que crecieron con acceso a más dióxido de carbono, y más calor, no alcanzaron mayor altura en su crecimiento ni aumentaron su verdor. Tampoco eliminaron la contaminación y sí acumularon más de ésta en el suelo, dijo el autor del estudio, Chris Field, director del Instituto Stanford Woods para el Ambiente. El crecimiento de las plantas tendió a declinar con el aumento de las temperaturas.
“Este experimento acaba con la idea e hipótesis de un mayor verdor en la que los ecosistemas nos salvan de las repercusiones del cambio climático creado por el hombre”, afirmó Field.
Hace unos meses, un equipo internacional de científicos difundió un estudio que analizó la Tierra de 1982 a 2009 y determinó que el planeta estaba reverdeciendo, y que entre la cuarta parte y la mitad de éste había registrado aumentos en las temporadas de crecimiento.
Field señaló que ese estudio previo es sobre tendencias experimentadas por el planeta, pero no dice mucho sobre el futuro.
“Tuvimos la capacidad de aplicar tratamientos experimentales para crear una ‘máquina del tiempo’ que nos permitiera ver las condiciones que podríamos encontrar en la segunda mitad del siglo XXI”, señaló Field.
En un terreno afuera de la Universidad Stanford, los científicos cuidaron 132 parcelas distintas de flores y césped, cada una con miles de plantas. Algunas recibieron 275 partes por millón de dióxido de carbono adicionales a las que ya están en el aire, que era de 370 partes por millón cuando dio inicio el experimento y que ahora se ubica en más de 400. Otras plantas recibieron 2 grados Celsius (3,6 grados F) de calor adicional, o más agua, o más nitrógeno.
Solamente el nitrógeno adicional —un subproducto de las emisiones de los motores a diésel y del amoniaco utilizado en los fertilizantes— aumentó el verdor de las plantas.
Field, cuyo estudio fue difundido el lunes en la publicación Proceedings of the National Academy of Sciences, desarrolló la teoría de que las plantas tienen un límite en cuanto a la cantidad de dióxido de carbono que pueden aprovechar.
Los científicos externos elogiaron el experimento de largo plazo.
“Este estudio muestra claramente que… los ecosistemas de los pastizales quizá no podrán tolerar las temperaturas más altas ni el mayor estrés por sequía”, dijo el biólogo Richard Primack, de la Universidad de Boston, en un correo electrónico.
Una limitación del experimento fue que se centró en un tipo de ecosistema. Una investigación similar necesita ser realizada en la tundra del Ártico, bosques boreales, los bosques tropicales y otros ecosistemas, señaló Primack.