Es todo lo contrario

Por: Paíno Abreu Collado

La construcción de la carretera Cibao-Sur ha sido objeto de intensos debates, debido a preocupaciones de ambientalistas originadas en que la Cordillera Central es la “madre de las aguas” de República Dominicana.

En nuestro país hay dos visiones conservacionistas. Por un lado están los ortodoxos o tradicionalistas que entienden que la naturaleza no se debe tocar y que hay que dejarla tal y como está. Este grupo se opone casi a todo proyecto de desarrollo, pero no dice nada si los depredadores son campesinos pobres o haitianos.

La otra visión está representada por aquellos que entendemos más dinámico el medio ambiente y sus ecosistemas. “Y creó Dios al hombre a su imagen, Ö; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra y sojuzgadla,Ö.” (Génesis 1:27,28).

Jehová empleó el término “sojuzgadla”, del verbo sojuzgar, que se interpreta como someter o dominar. En ningún momento ordenó dañar ni destruir la tierra.  Lo que hizo fue proporcionar al hombre la fuente para cubrir sus necesidades: “He aquí que os he dado toda planta que da semilla, Ö. y todo árbol en que hay fruto y que da semilla: os serán para comer. Y a toda bestia de la tierra, y a todas las aves de los cielos, y a todo lo que se arrastra sobre la tierra, en que hay vida, toda planta verde les será para comer…”. (Génesis 1:29,30).

El hombre está en capacidad de sobrevivir usando los recursos que le fueron dispuestos, sin dañarlos. Modernamente se usa la palabra “sostenible o sostenibilidad” para indicar los procesos que permiten usar los recursos naturales de forma tal que puedan regenerarse, y si se trata de recursos no renovables, los beneficios de su uso deben servir por igual a las actuales como a las futuras generaciones.

Hace pocos días, nada más y nada menos que el propio ingeniero Eleuterio Martínez, reconocido ecologista, con la intención de darle un ultimatun al proyecto vial mencionado, hizo un reportaje donde “el tiro salió por la culata”. Junto al documentalista Pedro Mateo, Martínez se lanzó a recorrer la posible ruta de la carretera Cibao-Sur, desde el Rubio-San José de las Matas hasta Sabaneta-San Juan de la Maguana ¿y qué fue lo que vio? En vez de enormes bosques de pinos y de árboles latifoliados vírgenes como esperaríamos en los parques nacionales José Armando Bermúdez y Mano Tavárez Justo (Norte) y José del Carmen Ramírez (Sur), lo que encontró fue devastación en este último, algunos bolsones de bosques en los dos primeros y mucho ganado en los tres. El reportaje de Martínez y Mateo se torna espeluznante cuando revelan la trágica noticia de que el parque José del Carmen Ramírez no es más que un amasijo de tierra arrasada, donde en amplias zonas no se ve ni siquiera un arbolito.

Mientras abajo nos hemos debatido por décadas sobre si la carretera debe cruzar la cordillera por esa zona, en ese mismo tiempo, allá arriba, sin que nadie se diera cuenta, dominicanos y haitianos desmontaron a machete y fuego las dos principales “áreas protegidas de la República Dominicana”, dejando prácticamente al desnudo las cuencas y cauces de nuestra mayor riqueza hídrica.

Entonces, ¿cuál es el afán de afirmar que si se construye una carretera a través del indicado sistema montañoso, los ríos podrían desaparecer? ¿No es que ya desaparecieron muchos de sus afluentes sin la bendita carretera? ¿No será todo lo contrario, que con buenas vías de comunicación se hacen más fáciles las labores de reforestación y supervisión? ¿ Acaso, no es más fácil acudir rápidamente a apagar un fuego forestal a través de una carretera que por caminos de mulo y de a pie?

Presidente Medina, si su gobierno cuenta con la fuente de recursos y está en capacidad de establecer las reglas y normas de uso de un sistema vial a través de la Cordillera Central, aun pasando por el medio de los parques nacionales citados, por favor, no se detenga, cuanto más pronto más posibilidades tendremos de salvar los ríos que nos quedan.  Manos a la obra!!!!.

Vía: Listín Diario