Energía, medio ambiente y riesgos: pilares de política cambio climático

SANTO DOMINGO. Energía confiable, eficiente y ambientalmente sustentable; el manejo sostenible del medio ambiente, y una eficaz gestión de riesgos para minimizar pérdidas humanas, económicas y ambientales, son sólo algunos de los objetivos que persigue el gobierno dominicano para frenar el cambio climático, a través de la “Política Nacional de Cambio Climático”.

El compendio, presentado por el Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo y el Consejo Nacional para el Cambio Climático y el Mecanismo de Desarrollo Limpio, con el apoyo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), tiene la finalidad de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero con el involucramiento de las comunidades.

En ese sentido, el documento sugiere una serie de acciones, entre las que se incluyen la facilitación de la inversión privada en energías renovables y en la producción de biocombustibles, para asegurar el suministro de electricidad confiable, a precios competitivos y en condiciones de sostenibilidad financiera y ambiental; y el fortalecimiento de los mecanismos de penalización e incentivos, para garantizar la protección del medio ambiente, en consonancia con el desarrollo sostenible.

Asimismo, contempla la promoción de la apicultura y proyectos forestales y agroforestales que contribuyan a generar ingresos sostenibles y al aumento del secuestro de carbono, así como la pesca responsable.

A través de esta política se desarrollaría un régimen especial de incentivos para las empresas que contribuyan a la ampliación de la cobertura de tratamiento de aguas residuales y de gestión de desechos, sustancias contaminantes y fuentes de contaminación, poniendo sus propias instalaciones al servicio de las comunidades. De igual manera, se fomentarían prácticas de reducción y reciclaje de residuos, en especial las dirigidas a la producción de energía y a la creación de nuevos mercados.

Respecto al agua, se ejecutaría un sistema de calificación de su calidad en ríos, lagos, embalses y costas, y de clasificación de los acuíferos, de acuerdo a su nivel de vulnerabilidad específica, que incluya mecanismos de monitoreo y fiscalización, así como de control de vertidos a los cuerpos de agua superficiales y subterráneas.

Una de las iniciativas es el desarrollo e implementación de un plan de control del avance de los procesos erosivos que afectan a las infraestructuras hidráulicas, y que aumentan los riesgos de desastres, priorizando las cuencas Yaque del Norte, Yaque del Sur, Nizao y Yuna.