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miércoles , noviembre 13 2024
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El último resguardo del Gavilán

Una nueva amenaza se eleva contra la supervivencia del gavilán de la Hispaniola, un ave endémica de la isla cuyo estado de peligro de extinción es tan crítico que los ecologistas temen su potencial desaparición. Jorge Brocca, director ejecutivo de la Sociedad Ornitológica de la Hispaniola (SOH), advierte que la mayor población de la especie se encuentra en Los Limones, una comunidad del Parque Nacional Los Haitises, vecina de Gonzalo, donde el Consorcio Minero Dominicano planifica instalar una cementera.

“Los mapas de distribución de algunos nidos están dentro de la propiedad que tiene asignada el Consorcio Minero Dominicano. Esa información nosotros se la cedimos con una carta que nos dieron al PNUD, pero sí sabemos que algunos nidos están dentro de la propiedad de ellos”, dice.

El parque sirve de refugio último a los 200 ejemplares que se resguardan en la zona cárstica de sus 208 kilómetros cuadrados. Antes, la especie se encontraba en la isla entera, pero no la han observado en Haití desde hace más de 20 años, ni en el sur del país desde los años 90.

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En un futuro, en el último hogar posible para el gavilán -el más amenazado del mundo según Birdlife International- podría haber explosiones originadas por las actividades de la cementera.

La lucha ya no se limitaría a campañas para orientar a los campesinos de la zona para que no maten el ave al confundirla con el guaraguao que come gallinas. Más bien: preservar el entorno para conservar el animal.

“Las técnicas que ellos tienen -el Consorcio Minero- para disminuir ese impacto hacia los animales es un pitido que van a sonar, según los informes de impacto ambiental. Es un pitido que va a retumbar en todo el parque nacional. El pitido es para anunciar que viene la explosión. Imagínese el impacto que puede tener eso, que no sé a cuántos kilómetros puede llegar ese pitido”.

Para Yvonne Arias, directora del Grupo Jaragua, es una soberana tontería el hecho de que alguien se atreva a plantear la idea de un silbido que, antes de las explosiones, alertaría y ahuyentaría a los animales.

“En mi cabeza caben muchas cosas, sobre todo a mi edad, pero no cabe que a una persona se le ocurra la ‘genial’ idea de que no le va a hacer daño a la flora ni a la fauna, sobre todo a la fauna; y que para que se vayan y no se les haga daño se les va a tocar un pito para que se ‘desgariten’ de ahí. Es como si tú estuvieras en tu casa y cada cierto tiempo hubiera un temblor y una explosión y tuvieras que abandonar tu casa y volver”, compara Arias.

A medio camino entre la indignación y el desconcierto, la bióloga exclama: “¡Es que creen que las especies van a entender que se trata de un pito para no hacer les daño o que no les va a hacer daño el desasosiego! No se han hecho estudios para decir que las especies no se perturban cuando se toca, ni para decir cómo se puede afectar a una especie, si van a volver al sitio; porque ¿quién va a a volver después que tú le das esa espantada?”

De las 34 aves que tienen rango restringido, veinte están en Los Haitises, que también es una de las 21 áreas vitales para las aves.

“En la parte de educación ambiental hemos trabajado con el grupo de apoyo Brigada Verde. Hemos realizado charlas en los centros educativos y la comunidad. La gente responde muy emocionada, sobre todo los chicos; a ellos les gusta, y ellos saben que tienen que protegerlo por el estado en que se encuentra”, explica Dawaira Méndez.

El gavilán se encuentra en los primeros lugares de la lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN, por sus siglas en inglés). Y solo tiene dos formas de salir de allí: preservación o muerte.

Lissette Rojas
Clave Digital