Desconocido por la mayoría de los seibanos y oculto entre dos campos de caña propiedad del Central Romana, en el batey La Higuera, a seis kilómetros al este de El Seibo, se localiza cascada La Higuera o salto La Cueva.
Rodeado de gigantes árboles de jabillas, tiene la particularidad de que en el extremo sur de la caída de agua se puede observar la puerta a una pequeña cueva, que al parecer llegó a ser refugio de indígenas a la llegada de los colonizadores en el siglo XV.
A unos 13 metros, al sur del balneario, hay una línea ferroviaria para transportar la caña del ingenio Central Romana.
Cuando la locomotora cruza, su sonido echa a andar los peces de la charca que se formó con la caída del agua.
La Higuera, un salto de agua a cielo abierto
La razón de que el salto La Higuera sea poco visitado y lo que ha servido para su protección es que está en medio de una colonia de caña del Central Romana y la gente de la comunidad de La Higuera y los pobladores de El Seibo respetan a esta compañía, que en sus campos tiene vigías y guardas campestres para cuidar sus propiedades.
Sus aguas, sustentadas en rocas y tierra caliche, tienen una tonalidad azul claro, que se combina con el verde de la caña que lo rodea.
Las aguas del salto provienen de la empinada montaña del Cruce Pavón, sección Santa Lucía, pero en su trayecto se deslizan a cielo abierto y solo se ven árboles en las inmediaciones del salto. Algunas personas sugieren que el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales tome la iniciativa de reforestar las cuencas y riachuelos que alimentan al río La Higuera, como forma de proteger las aguas y fauna del lugar.
La escasez de árboles ha ido diezmando la producción de agua en esta zona, pero el salto La Higuera puede prolongar su vida si el Gobierno o la propia empresa Central Romana toma la iniciativa de plantar árboles que ayuden a proteger este recurso hídrico único en la región Este y donde es un encanto estar.
Aunque sus aguas corren a cielo abierto, por no tener árboles, el agua del salto es fría a cualquier hora del día.
A la charca llega agua de otro riachuelo por el ala norte, lo que hace más rica la estadía en el lugar.
Crustáceos y peces
Las rocas y riberas del río La Higuera, un afluente del río Soco, en El Seibo, están preñadas de jaibas y camarones.La gran cantidad de huecos y flote de tierras en sus riberas, indican la presencia masiva del crustáceo.
En sus aguas se capturan guábinas, tilapias y anguilas.
OTROS SALTOS Y CUEVAS
Por su formación rocosa y por tener la buena suerte de cruzar por esta provincia de montañas la cordillera Oriental, El Seibo goza el privilegio de contar con 10 saltos de agua explorables y otros aún no conocidos por la comunidad.
Se destacan salto La Jalda, localizado entre Miches y Sabana de la Mar, el más alto del Caribe, con unos 120 metros de caída de agua; El Cocuyo en el distrito municipal de Pedro Sánchez, con 35 metros de altura, saliendo sus aguas del medio de una montaña.
Asimismo en El Seibo se aprecian los saltos Los Prietos en Arroyo Grande; Los Marrones, en río Los Marrones; La Rosa, en el Cuey y salto Limón en Miches, cuyas aguas alimentan a Laguna Limón; salto El Jobo y el Yabón en Vicentillo, entre otras riquezas naturales.
Cuevas:
Cavernas que se destacan En Seibo son Doña Ana, en el distrito municipal San Francisco-Vicentillo, La Chiva en el distrito municipal Pedro Sánchez y las cuevas Jonduná y El Zumbío en el paraje El Grumo, donde abundan los murciélagos y en donde nacen ríos. Estas cavernas, en su mayoría, están rodeadas de árboles centenarios de caoba, roble, ceiba, cabirma, capá, anón, grayumo, anacahuita y palma real.