- Advierte un nuevo informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA)
A medida que aumentan las temperaturas y se intensifican los efectos del cambio climático, las naciones deben tomar medidas urgentes para adaptarse a la nueva realidad climática, de lo contrario, enfrentarán costos, daños y pérdidas graves, según un nuevo informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
La adaptación, es decir, reducir la vulnerabilidad de los países y comunidades al aumentar su capacidad para absorber los efectos del cambio climático, es un pilar clave del Acuerdo de París. Bajo este tratado, los signatarios deben implementar medidas de adaptación a través de planes nacionales, sistemas de información climática, alertas tempranas, acciones de protección e inversiones en un futuro verde.
El Informe sobre la Brecha de Adaptación 2020 del PNUMA encontró que, si bien las naciones han avanzado en la planificación, hacen falta mayores esfuerzos para aumentar el financiamiento en los países en desarrollo y acelerar la implementación de proyectos con el fin de que realmente puedan brindar protección contra sequías, inundaciones, el aumento del nivel del mar u otros efectos del cambio climático.
De acuerdo con el reporte, las soluciones basadas en la naturaleza deben convertirse en una prioridad: se trata de acciones adecuadas a los contextos locales que tomen en consideración desafíos sociales como el cambio climático, y brinden bienestar humano y beneficios para la biodiversidad al proteger, gestionar de manera sostenible y restaurar ecosistemas naturales o modificados.
“La dura verdad es que el cambio climático ya está aquí. Sus efectos se intensificarán y afectarán con más fuerza a los países y comunidades vulnerables, incluso si alcanzamos el objetivo del Acuerdo de París de mantener el calentamiento global muy por debajo de 2°C este siglo e intentamos alcanzar la meta de 1,5°C”, dijo Inger Andersen, directora ejecutiva del PNUMA.
“Como ha dicho el secretario general de la ONU, António Guterres, necesitamos un compromiso global de destinar la mitad de toda la financiación climática mundial a la adaptación el próximo año. Esto permitirá un gran impulso en favor de la adaptación, desde sistemas de alerta temprana y una mayor resiliencia de los recursos hídricos, hasta soluciones basadas en la naturaleza”, añadió la directora ejecutiva del PNUMA.
La planificación está creciendo, pero la financiación y el seguimiento están rezagados
El hallazgo más alentador del informe es que 72% de los países han adoptado al menos un instrumento de planificación para la adaptación a nivel nacional y la mayor parte de los países en desarrollo están preparando planes nacionales de adaptación. Sin embargo, la financiación necesaria para implementar estos planes no está creciendo lo suficientemente rápido
El apoyo financiero a la adaptación en efecto está creciendo, pero sigue siendo superado por los costos de la adaptación, que van en rápido aumento. Los costos anuales de adaptación en los países en desarrollo se estiman en US$ 70.000 millones y se espera que esta cifra alcance US$ 140.000-300.000 millones en 2030 y US$ 280.000-500.000 millones en 2050.
Hay algunos avances alentadores. El Fondo Verde para el Clima ha destinado 40% de su cartera total a la adaptación y está concentrando una creciente inversión del sector privado. Otro avance importante es el creciente impulso para garantizar un sistema financiero sostenible. Nuevas herramientas, como los criterios de inversión en sostenibilidad, los principios de divulgación relacionados con el clima y la evaluación de riesgos relacionados con el clima en las decisiones de inversión pueden estimular las inversiones en resiliencia.
También está creciendo la implementación de acciones de adaptación. Desde 2006, cerca de 400 proyectos de adaptación financiados por fondos multilaterales al servicio del Acuerdo de París se han llevado a cabo en países en desarrollo. Si bien los proyectos anteriores rara vez superaron los US$ 10 millones, desde 2017 ha habido 21 nuevos proyectos que alcanzaron un valor de más de US$ 25 millones. De las más de 1.700 iniciativas de adaptación analizadas, solo 3% ha informado de reducciones reales de los riesgos climáticos que afrontan las comunidades donde se están ejecutando los proyectos.
Las soluciones basadas en la naturaleza pueden hacer una gran contribución
El informe se centra en especial en las soluciones basadas en la naturaleza como opciones de bajo costo que reducen los riesgos climáticos, restauran y protegen la biodiversidad y aportan beneficios a las comunidades y las economías.
Un análisis de cuatro importantes fondos para el clima y el desarrollo —el Fondo para el Medio Ambiente Mundial, el Fondo Verde para el Clima, el Fondo de Adaptación y la Iniciativa Internacional sobre el Clima— concluyó que en las últimas dos décadas ha aumentado el apoyo a iniciativas con algún elemento de soluciones basadas en la naturaleza.
La inversión acumulada para proyectos de mitigación y adaptación al cambio climático a través de los cuatro fondos ascendió a US$ 94.000 millones, pero solo fueron destinados a soluciones basadas en la naturaleza US$ 12.000 millones, una pequeña fracción del financiamiento total para la adaptación y la conservación.
Intensificar la acción
Según el informe, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero mitigará los efectos y costos asociados con el cambio climático. Alcanzar el objetivo de 2°C del Acuerdo de París podría limitar las pérdidas en el crecimiento global anual hasta 1,6%, en comparación con las pérdidas de 2,2% que se enfrentarían si se continúa con la trayectoria actual de 3°C.
Todas las naciones deben comprometerse con los esfuerzos descritos en el Informe sobre la Brecha de Emisiones 2020 del PNUMA, que hizo un llamado a una recuperación sostenible de la pandemia y a actualizar las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC) con nuevos compromisos de lograr cero emisiones netas. Sin embargo, el mundo también debe planificar, financiar e implementar la adaptación al cambio climático para apoyar a las naciones menos responsables del cambio climático, que son también las que corren mayor riesgo.
Si bien se espera que la pandemia de COVID-19 afecte la capacidad de los países para adaptarse al cambio climático, invertir en la adaptación es una decisión económica redituable, de acuerdo con el informe.