VICENTILLO, El Seibo. La cordillera Oriental o Sierra del Seibo, va dejando entrever en sus empinadas y boscosas montañas, impresionantes bellezas de la naturaleza, que hoy son lugares ideales para la explotación del ecoturismo y la aventura en el este del país.
Es así como la cascada “El Limoncillo”, ubicada en el distrito municipal de San Francisco-Vicentillo, de El Seibo, se va convirtiendo en uno de los destinos ecoturístico más visitado de la zona. La atractiva cascada está sobre el cauce del río Yabón y es el de la charca más grande en El Seibo, para el disfrute de visitantes.
El deslizamiento de las aguas se hace más atractivo, porque descienden por su estructura en rocas, y está rodeado de añosos árboles.
Los nativos creen que las rocas que soportan el grueso de agua, fueran talladas por los indios, pero las hipótesis de los más sabios, aseguran que se trata de formaciones producto de lo accidentado del cauce del afluente. En tiempos lluviosos, las rocas son cubiertas por el grosor del agua, haciendo del lugar un impresionante espectáculo que asalta la vista humana.
Tirarse desde la altura a la poza es placentero, ya que la profundidad alcanza hasta los cinco metros, con un agua literalmente helada.
Llegue con calor al brazo de mar de agua dulce, pues de seguro, saldrá con frío.
El salto es visitado por turistas, que van a la zona movidos por el tours de chocolate del grupo de “Mujeres Esperanza Unida de Yabón” y el Consejo de Desarrollo de El Seibo (Codepres).
Fauna
En sus aguas abundan las jaibas, camarones, carpias, guabinas y dajaos, especies que se ha encargado la misma naturaleza de proteger. Las aves como cigua palmera, pájaro bobo, barrancolí, zumbador y cernícalo, se observan volar y parar en las copas de los árboles, que rodean el atractivo natural.
El salto está en terreno del extinto hacendado, Abraham Hoffiz Fuentes (Bambán), quien tenía el recurso hídrico bien protegido, para disfrutar de sus aguas y peces, cuando iba de fin de semana al campo.
Flora
Abundan en su entorno árboles de ceiba, chácaro, capá, caoba, cabilma, anón, guárano, gina, samán y javillas centenarias, de cuyas raíces los lugareños confeccionan batea para sacudir y limpiar arroz.
El Limoncillo está en el área de la zona de amortiguamiento del Parque Nacional Saltos de La Jalda, una reserva científica creada por el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales en el 2009.
¿Cómo llegar?
Se accede por la carretera Hato Mayor-Vicentillo, unos 30 minutos en vehículo. Una vez se llega a la comunidad de Limoncillo, solo hay que caminar a pie unos 15 minutos por camino totalmente llano.
Los trillos van definiendo el lugar, las pisadas humanas, descubriendo que vale la pena llegar para disfrutar, pues la temperatura cambia a medida que se va uno acercando al escenario natural.
Al asomarse al salto que sólo es visible cuando se está a los 50 metros de longitud por lo frondoso del bosque en la zona, cualquier mortal se impresiona por el grueso de las rocas y el agua que cae en la charca.
Las viviendas más cercanas al lugar están a dos kilómetros y lo fangoso del terreno estaría contribuyendo a mantener el lugar en zona virgen y libre de contaminación.
Inhalar aire aquí es abrir los pulmones a un paraíso, donde la naturaleza te lo brinda todo para seguir viviendo.
Es un lugar mágico donde el astro sol está obligado a dejar de verse antes de las cinco de la tarde, por la frondosidad del bosque que rodea la cascada.
Los marjales impiden en tiempos de lluvias el acceso hasta de los caballos y mulos.
Hay quienes tienen suerte y logran escuchar el “voy acé una casa” de los cuervos cuando el cielo se nubla para llover.
En la lejanía de la cascada, ya en las montañas se pueden escuchar los chillidos de cotorras, bobos, ciguas palmera, ruiseñores, y otras avecillas, que engalanan el lugar, virgen por naturaleza.
Los turistas y excursionistas, además de disfrutar de las cálidas aguas de El Limoncillo, visitan las instalaciones de la Casa del Vino de Yabón, donde desgustan chocolate, vino, mermelada y bombones en hojas de chocolate.
Además conocen sobre la siembra, cosecha, secado y procesamiento de las exquisiteces en el rancho, preparado por la Asociación de Mujeres Esperanza Unida de Yabón.
Diario Libre