Los hongos son organismos que pueden convertir la materia orgánica del suelo en dióxido de carbono y moléculas pequeñas, además de colonizar plantas y causar enfermedades en otros seres vivos. Así lo indica la Sociedad de Microbiología, una organización internacional con sede en Reino Unido. Os explicamos cómo estos seres se adaptan al calentamiento global, uno de los fenómenos asociados a la crisis climática, y cómo les afectan el aumento de temperaturas, el dióxido de carbono y los cambios en la disponibilidad del agua.
Hongos sequía y humedad excesiva
“Los hongos aparecen, crecen y fructifican asociados a los factores climatológicos y la vegetación”, afirma María Luisa Castro Cerceda, profesora del departamento de Biología Vegetal y Ciencia del Suelo de la Universidad de Vigo y experta en micología.
Según cuenta, los micelios (una parte esencial de los hongos formada comúnmente por filamentos muy ramificados y que juega un papel importante en la ingesta de nutrientes) toleran mal la sequedad absoluta o continuada. Ahora bien, tampoco les favorece la humedad excesiva. “Los encharcamientos los ahogan y las lluvias torrenciales los arrastran e impiden las fructificaciones”, añade.
El impacto del cambio climático en los hongos, según la experta, es comparable al que se puede producir en la vegetación: “Al fin y al cabo su convivencia es imprescindible para ambos y si los primeros desaparecen o aminoran su vitalidad, los segundos pueden desaparecer”. Os hemos explicado qué efectos tiene el calentamiento global en las plantas.
El cambio climático y los hongos
Los hongos son organismos muy ingeniosos que intentan crear sus propias formas de sobrevivir a las nuevas realidades, según indican desde la Sociedad de Microbiología. Pese a ello, algunos ya están sufriendo los efectos del cambio climático.
Por ejemplo, Castro señala que en la península ibérica se ha producido una expansión de las especies de distribución más meridional, como el gurumelo (Amanita ponderosa) presente en la mayor parte del territorio gallego.
También están aumentando su presencia “las especies de origen tropical o subtropical como Favolaschia calocera, un hongo procedente de Madagascar que está instalándose como especie oportunista (otras desaparecen y ella se expande), y otras del orden Phallales como Asëroe rubra”, afirma la investigadora
Por el contrario, Castro explica que en la península ibérica han disminuido notablemente las especies relacionadas con musgos y bosques frescos, “antes muy abundantes y ahora casi inexistentes”.
Afectan a la disponibilidad de agua de algunas plantas
El impacto del cambio climático sobre estos organismos también puede tener algunos efectos colaterales. Uno de los ejemplos más claros lo encontramos en los hongos micorrízicos, un grupo de organismos subterráneos que permiten a los vegetales tener acceso a algunos nutrientes y que, por ello, tienen una gran influencia en los ecosistemas.
De hecho, la Sociedad de Microbiología subraya que alrededor del 90% de las plantas terrestres están asociadas a este tipo de hongos, que juegan un papel clave en su desarrollo y crecimiento.
El problema reside en que algunos factores provocados por el cambio climático, como el aumento de temperaturas, las altas concentraciones de dióxido de carbono y los cambios en la disponibilidad del agua, pueden alterar las interacciones entre este tipo de hongos y las plantas, según la organización.
Esto, a su vez, puede influir “en aspectos agrícolas vitales” como los requisitos de riego y los tiempos óptimos de los cultivos o su propensión a la contaminación con hongos fitopatógenos (que enferman a las plantas).
Sergio de Miguel Magaña, profesor de Ciencia Forestal y director de la Iniciativa Mundial de Biodiversidad Forestal (GFBI, por sus siglas en inglés) de la Universidad de Lleida, explica en The Conversation que, en un contexto de cambio climático, sin la ayuda de los hongos, los árboles tendrían aún más dificultades para sobrevivir en unas condiciones cada vez más áridas. “Los hongos pueden desempeñar un papel clave en la adaptación de los bosques al cambio global”, asegura.
Los hongos pueden ayudar a algunas plantas a crecer
Para entender el impacto de los hongos en las plantas, también hay que tener en cuenta que los bosques son sumideros de carbono naturales. Gracias a la fotosíntesis, los árboles y el resto de vegetación captan CO2 de la atmósfera o disuelto en agua y, con la ayuda de la luz solar, lo utilizan en la elaboración de compuestos orgánicos, necesarios para su desarrollo.
Algunos investigadores tratan de averiguar por qué algunas plantas crecen mejor con niveles elevados de dióxido de carbono. La respuesta, según una investigación publicada en la revista Science, podría estar en los hongos. Los autores concluyen que las plantas pueden crecer más rápido a medida que aumentan las concentraciones de dióxido de carbono en la atmósfera, pero sólo si tienen suficiente nitrógeno o si se asocian con algunos hongos para conseguirlo.
Hongos, cambio climático y seguridad alimentaria
El impacto del cambio climático en los hongos también puede tener efectos colaterales en la seguridad alimentaria. Ciertas especies producen sustancias químicas llamadas micotoxinas, algunas de las cuales pueden ser altamente tóxicas, según la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en inglés).
El organismo indica que estas sustancias pueden afectar la salud de las plantas infectadas y entrar en la cadena alimentaria a través de alimentos y cultivos contaminados (por ejemplo, cereales, legumbres o nueces).
La temperatura y la humedad son factores importantes que influyen en el crecimiento de hongos, la infección de cultivos y la toxicidad por micotoxinas. Así lo indica la EFSA, que subraya que el cambio climático es un impulsor de los cambios recientes en la aparición de micotoxinas en Europa.
Nuevas enfermedades causadas por hongos
En los últimos años se ha producido un aumento de hongos patógenos emergentes relacionados con el cambio climático, según la Sociedad de Microbiología. Para la gran mayoría de hongos, la capacidad de crecer a temperaturas elevadas limita su capacidad de infectar y establecerse en los mamíferos, según un estudio publicado en la revista PLOS Pathogens.
Sin embargo, en algunos casos, estos organismos pueden adaptarse gradualmente al aumento de temperaturas provocado por el cambio climático. Algo que, según los investigadores, podría conducir a un aumento de organismos que pueden causar enfermedades.
Además, la investigación concluye que el cambio climático puede aumentar el rango geográfico de las especies patógenas o sus vectores (organismos vivos que transmiten agentes infecciosos), lo que podría provocar la aparición de algunas enfermedades en áreas nuevas.