La Antártida, con una extensión similar a 28 veces España y más de 14 millones de kilómetros cuadrados, tiene aún «mucha vida por delante» y, pese a futuros escenarios de calentamiento global, seguirá acumulando hielo durante millones de años.
Francisco Navarro, presidente de la International Glaciological Society (IGS), ha explicado en una entrevista con EFEverde que algunos glaciares “desaparecerán y otros quedarán reducidos a sus zonas altas”, pero la Antártida, con una antigüedad entre 35 y 45 millones de años, ha afrontado numerosos ciclos cálidos y fríos, y el manto de hielo “siempre ha permanecido, aunque más reducido en periodos cálidos”.
La zona occidental es más vulnerable, su lecho está bajo el nivel del mar, pero la oriental está en su mayoría por encima de dicho nivel y la capa de hielo es más gruesa, ha señalado Navarro.
“El aumento de las precipitaciones de nieve en la zona oriental, por una mayor evaporación en los océanos debido al calentamiento contrarrestan, en parte, la pérdida de hielo de la zona occidental“.
Navarro, catedrático de Matemática Aplicada de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) y un apasionado de los glaciares, lleva ligado a este mundo desde 1983 y ha permanecido un año entero en la Estación Amundsen-Scott (Polo Sur), además de participar en numerosas expediciones en otras campañas polares.
Respuesta ante el cambio
El investigador ha resaltado que una de las características más significativas de los glaciares es el tiempo de respuesta ante un escenario de cambio climático: cuanto más grande es el glaciar, más lenta es su respuesta a cambios ambientales y, por tanto, mayor será el tiempo que necesitará para resultar afectado.
A día de hoy -ha señalado el experto- aún existen algunas zonas concretas en la Antártida en retroceso debido, fundamentalmente, a la terminación del último periodo glaciar hace unos 20.000 años.
“Lo que en la actualidad vemos no es la consecuencia climática de lo que esta pasando hoy, sino de lo que pasó hace decenios, centenares o miles de años; de la misma manera, que lo que hagamos hoy se notará en el futuro”, ha aseverado.
Los glaciares del Pirineo
Respecto a la vulnerabilidad de los glaciares pirenaicos, Navarro ha asegurado que están condenados a desaparecer, aunque su pérdida se prevé más como una “catástrofe estética y sentimental”, debido a que ya apenas acumulan hielo.
En dichos glaciares, ubicados en zona subtropical y fuera de su clima, lo “anómalo” no es su desaparición, sino que sigan subsistiendo, en estos momentos “la masa de hielo pirenaica se encuentra en una situación límite”.
Para que un glaciar sobreviva necesita recibir la misma precipitación que la cantidad de masa que pierde por la fusión, ha explicado Navarro, pero, si este proceso se desequilibra a favor de la fusión, comienza un retroceso hacia la extinción del glaciar.
En las zonas donde el agua de fusión de los glaciares es fundamental en el caudal hídrico, ese retroceso puede ser “un problema”, pero, en los Pirineos, la aportación de los glaciares a la cuenca del Ebro es“muy poco significativa”.
Subida del nivel del mar
Otra particularidad de los glaciares es su influencia en el incremento del nivel del mar, unos 3 mm anuales en los dos últimos decenios, y que se debe tanto a la expansión térmica prolongada de los océanos, como a la fusión de masas de hielo continental .
Aunque la suma del volumen de los glaciares de la Antártida y Groenlandia es 100 veces mayor que la suma de los volúmenes del resto de todos los pequeños glaciares son éstos últimos, los menores, los que más contribuyen a la subida del mar.
Esto es debido a que los glaciares más pequeños “responden más rápidamente y con mayor sensibilidad”a los cambios de temperatura o precipitación que el hielo de los casquetes polares, donde las masas de hielo son enormes, ha concluido Navarro.