Por: Solange de la Cruz Matos
Continúa la cuenta regresiva para la Conferencia Mundial de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo Sostenible que se desarrollará del 4 al 6 de junio de 2012 en Río de Janeiro, Brasil, en torno a la cual existen grandes expectativas.
El cónclave, que se conoce como Cumbre de la Tierra Río+20 debido a que se realizará tras haberse efectuado hace dos décadas la Cumbre de la Tierra 1992 en ese mismo lugar, se constituye en “una plataforma única para negociar la cooperación necesaria para un nuevo acuerdo entre Norte y Sur, entre ricos y pobres, entre gobiernos y partes interesadas y entre generaciones presentes y futuras. Esta cooperación es crítica para el futuro de todas las personas en el planeta. Tenemos la obligación de lograr esta cooperación”, ha considerado Félix Dodds, quien es el director ejecutivo de Stakeholder Forum for a Sustainable Future, una de las entidades que intenta hacer de la cita un acontecimiento verdaderamente trascendente.
Dodds plantea que esa Cumbre de la Tierra se presenta como el escenario idóneo para que los gobiernos adopten la Carta de la Tierra como principio y guía.
¿Qué relevancia tiene el documento referido por Dodds para que sea revalidado en ese gran encuentro global, el cuarto de su género?
La Carta de la Tierra fue el resultado de un proceso motivado por las Naciones Unidas y que hizo suyo la sociedad civil, el que finalizó en el año 2000 con una declaración de principios éticos fundamentales para la construcción de una sociedad global justa, sostenible y pacífica, que busca inspirar en todos los pueblos un nuevo sentido de interdependencia global y de responsabilidad compartida para el bienestar de toda la familia humana, de la gran comunidad de vida y de las futuras generaciones, se informa en el sitio web dedicado a la promoción de ese esfuerzo (http://www.cartadelatierra.es).
En el referido portal se indica que su redacción se constituyó en el proceso más inclusivo y participativo efectuado en torno a la creación de una declaración internacional, logrando a la fecha el respaldo de más de 4,800 entidades.
Mirar al futuro
La Carta de la Tierra ofrece un marco ético integral e inclusivo para guiar la transición hacia un futuro sostenible que considere la protección ecológica, la erradicación de la pobreza, el desarrollo económico equitativo, el respeto a los derechos humanos, la democracia y la paz como metas interdependientes e indivisibles. Enuncia como principios fundamentales respetar la Tierra y la vida en toda su diversidad, construir sociedades democráticas que sean justas, participativas, sostenibles y pacíficas, y asegurar la preservación de los frutos y la belleza de la Tierra para las generaciones presentes y futuras.
Para alcanzar esos principios, el referido documento expone que es necesario proteger y restaurar la integridad de los sistemas ecológicos de la Tierra, con especial preocupación por la diversidad biológica y los procesos naturales que sustentan la vida, y tener como método de protección ambiental evitar dañar, y proceder con precaución cuando el conocimiento sea limitado.
Además, adoptar patrones de producción, consumo y reproducción que salvaguarden las capacidades regenerativas de la Tierra, los derechos humanos y el bienestar comunitario, e impulsar el estudio de la sostenibilidad ecológica y la promoción del intercambio abierto del conocimiento que se adquiera, así como su extensa aplicación.
Concepción integral
En torno a los aspectos de justicia social y económica, la Carta de la Tierra plantea erradicar la pobreza como un imperativo ético, social y ambiental; asegurar que las actividades e instituciones económicas, a todo nivel, promuevan el desarrollo humano de forma equitativa y sostenible; afirmar la igualdad e imparcialidad de género como prerrequisitos para el desarrollo sostenible, y asegurar el acceso universal a la educación, al cuidado de la salud y a la oportunidad económica.
También exhorta a defender, sin discriminación, el derecho de todos a un entorno natural y social que apoye la dignidad humana, la salud física y el bienestar espiritual, con especial atención a los derechos de los pueblos indígenas y las minorías, y a fortalecer las instituciones democráticas en todos los niveles y brindar transparencia y rendimiento de cuentas en la gobernabilidad, participación inclusiva en la toma de decisiones y acceso a la justicia.
Además, llama a integrar en la educación formal y en el aprendizaje a lo largo de la vida, las habilidades, el conocimiento y los valores necesarios para un modo de vida sostenible; a tratar a todos los seres vivos con respeto y consideración y a promover una cultura de tolerancia, no violencia y paz.
Para la promoción de ese marco ético integral, con miras a su implementación, se creó la red Iniciativa de la Carta de la Tierra.
Contra el reloj
Desde 1972, cuando se realizó la primera Cumbre de la Tierra, hace casi cuatro décadas ñy en la que se reconoció el derecho a un medio ambiente sanoñ, al día de hoy, los males de la tierra se han agravado.
En su participación en la Asamblea de las Naciones Unidas de octubre pasado, el director de Stakeholder Forum hizo alusión al retroceso en los temas medioambientales como resultado de un pésimo desempeño en la ejecución de los acuerdos, sustentándose en el Informe GEO-4 del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), en el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) y en la Evaluación de los Ecosistemas del Milenio.
Y aseguró que si los gobiernos hubiesen aplicado los acuerdos de las numerosas convenciones, tratados y declaraciones que han negociado, hoy se estaría en el camino hacia la sostenibilidad.
“Creo que estos problemas pueden corregirse en la Cumbre de la Tierra de 2012. Aún estamos a tiempo de cambiar de dirección, pero ya no se pueden incumplir más promesas”, advirtió.
Los temas vitales que se abordarán en Río+20 serán economía verde en el contexto de la mitigación de la pobreza y el desarrollo sostenible, las seguridades del clima, de la energía, de la sanidad y de la provisión de alimentos y agua; la destrucción de ecosistemas y la pérdida de biodiversidad, y la gobernabilidad del desarrollo sostenible, procurando que además de los ministerios de Medio Ambiente se involucren en el tema los de Finanzas, Desarrollo y Comercio.
CUMBRES DE LA TIERRA
(( Las reuniones globales para abordar temáticas relacionadas con el ambiente y el desarrollo sostenible tienen su antecedente en la cumbre que se efectuó en el año 1972 en Suecia, y que tuvo como conclusión la Declaración de Estocolmo.
Fue el primer documento en el que reconoce explícitamente el derecho a un medio ambiente sano, poniendo énfasis en la protección de las especies y en su hábitat, y asegurando que la mayoría de los problemas ambientales de los países empobrecidos están motivados por el subdesarrollo.
(( Tras dos décadas de ese encuentro, en junio de 1992 los países se dieron cita en Río de Janeiro, acordando entonces la adopción de un enfoque que asegure el desarrollo económico y social, y que al mismo tiempo proteja el ambiente. En la Declaración de Río y en el Programa 21 se plasmaron la esencia y el plan de acción, respectivamente, para la emigración hacia ese modelo de desarrollo sostenible.
(( Una reunión global de seguimiento se efectuó en 2002 en Johannesburgo, Sudáfrica, en donde se reafirmó la importancia fundamental del desarrollo sostenible y se contrajeron compromisos sobre objetivos con plazos fijos, incluidas nuevas metas relacionadas con el saneamiento, utilización y producción de sustancias químicas, mantenimiento y restauración de las poblaciones de peces y reducción del ritmo de desaparición de la diversidad biológica.
Via: Listín Diario