Hay tres causas principales de la disminución de los suelos agrícolas. En primer lugar la urbanización de terrenos con potencial agrícola; en segundo lugar, la pérdida de la capa vegetal por la erosión hídrica en terrenos de laderas o jaldeados y, potencialmente, la contaminación de los suelos con metales pesados, por la irrigación con agua no apta para el riego agrícola.
La creciente industrialización que se observa en todos los pueblos y ciudades del país agrega un factor negativo a los suelos a través de la lluvia ácida, la cual es muy común en países que intensifican su desarrollo industrial.
En Europa han tenido que aplicar millones de toneladas de cal para neutralizar la fuerte acidez de los suelos, ocasionada por las lluvias acidificadas. Incluso en países del continente europeo han tenido que aplicar grandes cantidades de cal en lagos, lagunas y otros acuíferos, para restablecer la vida animal.
Hay muchas causas adicionales del empobrecimiento de los suelos agrícolas y estamos todavía en condiciones de prevenirlas. Por ejemplo, la pérdida de la capa vegetal en los terrenos inclinados por efectos de las lluvias.
Esto se puede evitar enseñando a los agricultores a cultivar esos terrenos, utilizando las curvas de nivel, las terrazas agrícolas, las barreras vivas y muertas y otros métodos que son muy efectivos.
La Regional Norte de Agricultura que comprende las provincias Santiago, Espaillat y Puerto Plata, ha iniciado una serie de cursos dirigidos a productores agrícolas de las áreas montañosas de esas provincias, para prevenir la erosión.
Rafael Chávez, director regional de Agricultura, zona Norte, ha manifestado un gran interés en tecnificar a los productores agrícolas en todas las actividades que realizan en sus predios.
La conservación de la fertilidad del suelo es la más importante de todas, porque tiene relación con el mantenimiento de la buena productividad de los suelos agrícolas.
Impuestos
La urbanización de los suelos agrícolas es un problema grave que debe solucionarse poniéndole altos impuestos a esos terrenos para poder ser urbanizados, o creando leyes que prohíban el uso de esas tierras.
La acidificación de los suelos, a través de las lluvias contaminadas, estamos a tiempo de prevenirla y mantener una estricta vigilancia a todas las industrias que se instalen en el país, de manera que se eviten las nubes compuestas por elementos tóxicos, las cuales al mezclarse con las nubes cargadas de humedad, se precipitan en forma de lluvia ácida.
Indudablemente que para enfrentar estos problemas, que sin exagerar son de vida o muerte, se tienen que fortalecer los Ministerios de Agricultura y de Medio Ambiente. En el caso del problema que vamos a explicar en detalle le compete al Indrhi, a Medio Ambiente, Inapa, al Ministerio de Agricultura y a todos los ciudadanos de este país, porque se trata de la contaminación de los suelos agrícolas con metales pesados a través del uso del riego agrícola.
Agua
El uso del agua de riego en la agricultura es vital e imprescindible para desarrollar una agricultura rentable y con la seguridad de que una sequía prolongada vaya a dar al traste con la producción. Sin embargo, la forma de contaminación de los suelos más rápida y a la vez más intensa es la que se produce a través del agua de riego cuando está ha sido contaminada con los desechos de las industrias vertidos de forma irresponsable en canales o ríos que circundan en su cercanía.
Cuando ríos o canales de riego pasan por una ciudad o pueblo, son muchas las sustancias contaminantes de las industrias y de otras fuentes que se diluyen en sus aguas. Esas sustancias podrían ser metales pesados como el cadmio, el mercurio, el plomo, el cobre, también el cinc, el arsénico y otros.
En un país donde las personas que tienen industrias no se preocupan por hacer plantas de tratamiento verdaderamente efectivas, donde las minas que extraen y procesan metales no efectúan ninguna labor que tienda a disminuir tanto la contaminación del agua como del aire, sin duda que conjuntamente con el desarrollo industrial, estamos creando los problemas prioritarios del futuro, que serían sanear todos los suelos agrícolas víctimas de esa contaminación.
Esta situación se ha presentado en todos los países que han alcanzado el grado de país desarrollado. Taiwán por ejemplo, en 1970 tenía una efervescencia en su sector industrial, surgían industrias de todo tipo y muchas de éstas utilizaban metales pesados en sus procesos industriales. Esos metales pesados fácilmente llegaron a los terrenos agrícolas que utilizaban el agua en el riego de sus cultivos, la que al pasar cerca de las industrias se contaminaron y por consecuencia, miles de hectáreas fueron afectadas resultando inservibles para la producción agrícola. El proceso de rehabilitación ha costado mucho esfuerzo y dinero, en una labor casi imposible de realizar.
La contaminación de un terreno con los metales pesados y otras sustancias tóxicas crean problemas a la vida microbiana del suelo. Desde hace cientos de años se ha comprobado que los microorganismos que habitan en el terreno en su mayoría realizan una actividad muy positiva para el desarrollo de las plantas.
Sin duda que la contaminación ha disminuido esa población, notándose las deficiencias del suelo en proporcionarle el ambiente ideal a los cultivos.
Toxicidad
Otro problema que crea la toxicidad del suelo es justamente en el antagonismo que origina, en cuanto a la absorción de los elementos nutritivos de los vegetales. Además, esos elementos altamente tóxicos pueden ser asimilados por las plantas y luego pasar a las personas que ingieran esos alimentos contaminados.
En el caso de los vegetales y frutas, de los cuales se consumen las hojas, tallos y frutos generalmente crudos, el daño es aún mayor. La recuperación de esos suelos convertidos en improductivos por el exceso de metales pesados es una labor difícil por no decir imposible. En Japón lo mismo que en Taiwán, se han utilizado ciertas especies de algas y otros vegetales, que tienen facilidad en absorber esos agentes contaminantes, también se han utilizado con muchos éxitos las lombrices.
Aunque se han logrado avances en estos trabajos, lo mejor es evitar que los suelos sean contaminados con agua procedente de pueblos y ciudades, donde las industrias vierten sus desperdicios en los arroyos y canales cuyas aguas son utilizadas luego en el riego agrícola.
Juan Castellanos
Vía: http://listin.com.do