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El control de las semillas y el colapso de la soberanía alimentaria Haití en Manos de Monsanto

Hace unos cuatro meses habíamos denunciado el peligro de la escasez de semillas en Haití por la demanda de alimentos de los/as refugiados/as tras el colapso de las ciudades haitianas después el seísmo del 12 de enero [1].

En esa ocasión se proponían planes para abastecer con semillas de variedades locales comunes y bien adaptadas a los trópicos. Además, se denunció y condenó la presencia de la Compañía Monsanto por su intento de introducir semillas modificadas genéticamente, ya que afectan la biodiversidad de múltiples especies, debilitan la producción de semillas locales quitando fuerza a los/as pequeños/as productores/as de alimentos y controlando el mercado de semilla.

Ahora es un hecho que la empresa Monsanto donó a los haitianos  “las semillas de la muerte» o mejor conocida como transgénica; el obsequio que transformará los bosques isleños y producirá un desastre ecológico y social. Este regalo asciende a 475 toneladas de maíz, y 2.067 kg de semillas de hortalizas entre la que se destacan las semillas de repollo, berenjena, zanahoria y molondrones, entre otros.

En Haití es conocido que dicha compañía había intentando entrar por diversos medios con agentes pagados que trabajan en el sector agrícola, por medio de las empresas de fertilizantes o directamente agenciando con miembros del  gabinete del Presidente Preval. Pero la gran oportunidad se va a presentar en octubre del 2009 cuando se aprueba un acuerdo con la Agencia para el Desarrollo de Los Estados Unidos (USAID). En este convenio, no se tocó la introducción de los transgénicos, su interés fue promover un acuerdo para realizar grandes inversiones agrícolas y con ello fortalecer al sector y en especial a las comunidades rurales pobres  del país.

Esto fue importante para la empresa Monsanto, pues le facilitó la base donde pudieran anclarse y poder introducir su tecnología de la muerte. El desastre económico y la hambruna que se generó tras el seísmo fueron aprovechados por la empresa Monsanto para promover el macabro regalo que amenaza no sólo la soberanía alimentaria haitiana, sino también la dominicana.

La empresa Monsanto unida con la Agencia para el Desarrollo de los Estados Unidos (USAID) y el Ministerio de Agricultura   bajo el proyecto WINNER da un paso fundamental para que las regiones de Gonaïves, Kenscoff, Pétion-Ville,
Cabaré, Arcahaie, Croix-des-Bouquets y Mirebalais se comiencen a sembrar transgénico.

La introducción de semillas ‘Round-up Ready’ no está amparada por la ley, pero si existe un acuerdo entre el gobierno y dicha compañía. La propuesta que tiene el Ministerio de Agricultura haitiano es sembrar 65 mil hectáreas de tierra[2] en los departamentos ya mencionados.

Las organizaciones campesinas haitianas: Movimiento campesino Haitiano (MPP),  Movimiento de Pequeños Campesinos (TET KOLE,  PEYIZAM AYISYEN y MPNKP) están opuesta a la introducción de organismos genéticamente modificados en Haití.  Para ellos proponen junto con Veterinarios sin Fronteras crear una red nacional que rescate las semillas locales y se promuevan la producción de semillas orgánicas.

Afirman las organizaciones campesinas haitianas y dominicanas que se oponen al mercado de semillas transgénicas en el Caribe. Y rechazan los organismos genéticamente modificados que promueve la Secretaria de Estado de Agricultura en República Dominicana y el Ministerio de Agricultura de Haití.

La introducción de organismos genéticamente modificados, puede afectar el mercado de productos orgánicos de ambos países por los daños que provoca a los ecosistemas naturales  y a la biodiversidad.  

La Articulación Nacional Campesina Dominicana denuncia que en los campos dominicanos se están introduciendo semillas de tomates y de maíz en la zona de Azua, por tal motivo rechazan tajantemente la introducción de organismos genéticamente modificados, ya que esa nueva tecnología hará desaparecer las semillas locales, destruirán los sistemas de manejo de semillas, empobrecerá a los/as pequeños productores/as de alimentos y llevará a la mesa  productos que pueden afectar la salud de las personas que los consumen, provocando alergias y otros problemas de salud, tal como ha pasado en México y otros países de nuestro continente americano.

Decimos un no rotundo a las instituciones estatales de agricultura de ambos países que comprometen la  soberanía alimentaria de nuestros pueblos.  Poniendo no solo en riesgo el futuro de nuestras sociedades, sino también el de nuestro planeta.


[1] Publicación de la Revista Atajo. El colapso de ciudades haitianas. El advenimiento de lo rural. Vol. 9 No. 1. 2010

[2] ALAI AMLATINA, 19/05/2010

Por: Fátima Portorreal
Antropóloga.