En lo adelante, y por todos los milenios que dure nuestra civilización, todo proyecto sin estudio de evaluación de impacto ambiental podría compararse a un edificio al que le faltan las columnas, a una obra sin base de sustentación
Es cierto que las prédicas conservacionistas molestan a cualquier funcionario del sector recursos naturales que tenga responsabilidad directa sobre hechos y acciones que lesionen el patrimonio natural de República Dominicana, pero estimamos que en lugar de molestias o preocupación, lo que les debería dar es vergüenza cuando son los organismos internacionales de mayor prestigio y que gobiernan la economía mundial, quienes se hacen eco de las mismas y nos invitan a conservar la base de recursos naturales que posee la nación.
Tenía que ser el banco Mundial (un organismo financiero creado por el sistema de las Naciones Unidas al momento de su nacimiento a mediados del siglo pasado con el fin de remover la economía mundial de los escombros dejados por la II Guerra Mundial), quien nos venga a alertar del peligro que representa para el país la depredación tal acelerada de sus riquezas naturales, en base a la práctica irracional e insostenible de un desarrollo »a todo costo» que tiene el turismo(rapaz y altamente demandante de bienes naturales de primera calidad), como principal punta de lanza.
El llamado que hace el BM al Gobierno y a la Sociedad dominicanos fue dado a conocer en el marco del »Taller Turismo caribeño y Medio Ambiente» (auspiciado por esta entidad financiera internacional, el Cariforum y la Comisión Europea), que se celebro en un hotel de Boca Chica en el fin de semana pasado, encontrando como voceros al Ordenador Nacional de Lomé IV, Max Puig y a la líder sectorial del departamento del Caribe del Banco
Mundial, María Donoso Clark.
NATURALEZA ANTE TODO
María Donoso Clark durante su participación en este evento regional sobre turismo y medio ambiente dijo a la prensa nacional que »definitivamente el bien económico mas grande que tiene el Caribe, son sus recursos naturales y como es una fuente inagotable de posibles recursos (económicos, EM), hay que mantenerlos, cuidarlos y preservarlos pese a que amerite recursos».
»Es importante que tanto las partes que se benefician del medio ambiente como aquellos que los destruyen, se junten para establecer un rol de colaboración para proteger los recursos naturales y así hacer la industria turística del país más sostenible y duradera». La representante del Banco Mundial no anduvo con rodeos y aún reconociendo que se trataba de un aspecto espinoso, pues como diplomática al fin sabe que tanto los funcionarios del Gobierno como los empresarios turísticos son hipersensibles a las críticas, dijo que »no es un trabajo simple, requiere muy buena voluntad y el balance apropiado de incentivos, reglamentos y regulaciones».
»La lucha destinada a preservar el medio ambiente es difícil porque así como no se quiere desincentivar a los inversionistas, tampoco se debe permitir el sobreuso libremente de los recursos naturales y desperdiciar lo que económicamente se puede conseguir». Lo cierto es que no tienen desperdicios en las pocas palabras pronunciadas por esta ejecutiva del Banco Mundial.
TURISMO Y MEDIO AMBIENTE
Por su parte el Ordenador Nacional de Lomé IV, Max Puig, en su discurso de apertura del taller organizado por el Banco Mundial, la Comisión Europea y los países ACP del Caribe, reveló entre otras cosas lo siguiente: »Como ustedes saben, nuestro país se ha convertido en la primera potencia turística del Caribe insular. En 1999 recibimos más de dos millones seiscientos mil turistas y excursionistas y la tasa de crecimiento del flujo de visitantes se situó en un saludable 14% sobre el año anterior. Esto significa que recibimos aproximadamente un diez porciento del flujo de visitantes a la región y que, en 1999, crecimos a casi tres veces el ritmo promedio regional en términos de volumen del flujo. Pero además también recibimos un ingreso de aproximadamente 2.5 billones de dólares en 1999, lo cual representó un incremento de un impresionante 17.2% sobre el nivel de ingreso del año anterior».
Y continuó: »Todas estas cifras demuestran que República Dominicana tiene una vigorosa industria turística y que su tamaño relativo dentro de la región es de consideración. Por eso al Gobierno dominicano le interesa promover todas las acciones que sean necesarias para asegurarnos que la relación entre el turismo y el medio ambiente sea una relación ejemplar. Es evidente que la salud de esa relación depende en gran medida nuestro bienestar económico y nuestra estabilidad social».
»Estos talleres habrán de brindar una importante oportunidad para intercambiar pareceres sobre un tema que ya se reputa como controversial. Estoy seguro que el debate que aquí se desarrollará servirá para esclarecer la dirección de la política pública en relación a esa crucial relación entre el turismo y el medio ambiente. Nosotros estamos conscientes de que este debate no puede quedarse en apostillas acerca de los efectos negativos de la actividad turística sobre el medio ambiente. Aquí también habrá de discutirse cómo otros sectores de la actividad económica impactan desfavorablemente a la industria turística misma.
A veces esas presiones medioambientales son más dañinas que el mismo turismo. Pero se haría un flaco servicio a la causa del turismo y del medio ambiente si nos limitamos a señalar culpables. También deberemos concentrar nuestra atención a la búsqueda de mecanismos que permitan que nuestras sociedades hagan un mejor trabajo en cuanto a la conservación de los recursos naturales y a su adecuado manejo.
Por otro lado el Ordenador de Lomé IV dijo que: »el documento que ha preparado el Banco Mundial, sin dudas, resultará provocativo. La conclusión de que debemos considerar el incremento de los impuestos a los turistas para poder así generar los recursos que requiere la conservación y el manejo, encontrará un rechazo automático de parte de algunos. Nosotros intentaremos contribuir al debate con el aporte de nuestras ideas y esperamos que de la discusión salgan luces esclarecedoras que nos guíen hacia las acciones correctas. Pero debo adelantar que, a mi juicio, la necesidad de incrementar la captación de recursos para mejorar la preservación de nuestro medio ambiente, no admite confusión. Nuestras sociedades están en vías de adquirir la consciencia requerida para ejercer con responsabilidad el cuidado de un patrimonio que no es sólo de la presente generación, sino que tiene de hecho una hipoteca con el bienestar de las futuras».
IMPACTO AMBIENTAL
El deterioro ambiental que están sufriendo nuestras costas, la ruina a que están siendo sometidos los paisajes más grandilocuentes de la naturaleza dominicana, la erosión marcada de nuestras playas, la contaminación inmisericorde de ríos, lagunas y mares, la depredación de los arrecifes coralinos, la destrucción de extensas áreas de manglares, la voladura y la construcción de marinas, espigones y puertos en sitios inadecuados y sumamente lesivos al entorno natural, la caza indebida y la comercialización de especies vedadas o de tráfico restringido y todo el rosario de problemas que a diario nos traen los medios de comunicación, han alcanzado los niveles actuales debido a la ineficiencia administrativa, a la incapacidad para detener y revertir las acciones puntuales que determinados sectores de la economía realizan en los enclaves turísticos y a la ausencia de una normativa ambiental que sea capaz de garantizar la conservación de la biodiversidad y con ella, el patrimonio natural de República Dominicana.
Los estudios de evaluación de impacto ambiental que se deben realizar antes de emprender cualquier proyecto que pueda resultar lesivo al medio ambiente o a los valores singulares que posee la naturaleza de una zona, región o país, surgen en la década de los años 70 como una herramienta valiosísima par ala gestión ambiental responsable, técnica y racional. Esta modalidad de evaluar la factibilidad ambiental y social de los proyectos de desarrollo, a pesar de que apenas cuenta con 30 años de existencia, ya se pone en práctica en casi todos los países del mundo, muy especialmente en las naciones desarrolladas o en aquellos territorios donde se ha llegado a comprender que toda la riqueza de una nación tiene su asiento en la naturaleza y de que no existe potencial de desarrollo futuro más sólido que el representado por los recursos naturales.
Aunque los procedimientos puedan variar de un país a otro, o provenir de diferentes escuelas o especialistas, los estudios de evaluación de impacto ambiental representan mejor garantía de un examen exhaustivo que pueda arrojar un diagnóstico real de la situación ambiental preexistente a cualquier proyecto de desarrollo, la previsión de los posibles daños que el mismo podría acarrear al implementarse, las medidas preventivas que se podrían adoptar para evitar o disminuir el peso de los daños potenciales, el sistema de reclamación o restauración que se debe emplear para resarcir las condiciones ambientales una vez termine o concluya el proyecto y los sistemas de monitoreo que deben ser puesto en marcha a lo largo de la existencia del mismo para garantizar que las recomendaciones hechas por los estudios que le sirvieron de soporte, se implementen como estaba preestablecido.
Fundamentalmente por cuestiones éticas y por la salud del procedimiento o de las metodologías empleadas en los estudios de evaluación de impacto ambiental, las instituciones públicas responsables de ordenar y luego aprobar o rechazar dichos estudios o documentos, no pueden participar en la elaboración de dichos estudios. Resulta contraproducente y altamente cuestionable la presentación de un estudio donde no se conozcan los autores, aunque provengan de las empresas más prestigiosa o mejor calificada que exista, pues lo que más se pondera en estos tipos de documentos, es la calidad del estudio de campo y la competencia de los técnicos que lo han realizado.
Lamentablemente nada de esto se respeta en República Dominicana y por ello tenemos el caso que los técnicos oficiales que ordenan la elaboración de los estudios de evaluación de impacto ambiental, son los mismos quienes los elaboran y quienes los aprueban. Conocemos el caso de Brasil donde estos estudios son realizados casi exclusivamente por grupos profesionales o empresas especializadas o el caso de España donde está claramente establecido el rol que juega el estado y las empresas consultoras. En México y Venezuela existe una legislación muy clara al respeto y en Estados Unidos y la Unión Europea existe una reglamentación que todo el mundo respeta y está obligado a cumplir.
COMISIóN AMBIENTAL DE LA UASD
La gravedad de los problemas ambientales generados por proyectos turísticos, mineros, viales, industriales, portuarios, urbanísticos, forestales, aeroportuarios y de grandes infraestructuras civiles que se realizan en nuestro país, residen esencialmente en la ausencia o la mala calidad de los estudios que se realizan y que casi siempre aceptan sin el menor reparo las instancias oficiales competentes. La preocupación del Banco Mundial antes expuesta también va en este sentido si analizamos con cuidado las declaraciones dadas por María Donoso Clark en el marco de la celebración del taller sobre las relaciones del turismo caribeño y el medio ambiente en los espacios insulares que conforman la región, que fue celebrado los días 10, 11 y 12 de los corrientes en un hotel de Boca Chica.
A la altura que van las cosas, la gravedad de los impactos que ha sufrido la naturaleza dominicana y las posibilidades que tenemos de salvaguardar la base de recursos naturales que aún nos quedan como »seguro de vida» para nuestros hijos y las generaciones por venir, se impone la definición de un marco transparente y eminentemente ético para la realización de los estudios de impacto ambiental que en lo adelante se realicen en el país. Esta preocupación ya ha sido acogida por la Comisión Ambiental de la Universidad Autónoma de Santo Domingo y desde ya se está analizando la gravedad de la situación planteada con miras a realizar los aportes académicos correspondientes y a encaminar estrategias que lleguen a las cámaras legislativas y a las demás instancias del Estado dominicano con el fin de garantizar que en lo adelante se encamine una gestión más responsable del medio ambiente, la biodiversidad y la naturaleza en su conjunto.
por Eleuterio Martínez
Publicado originalmente en el Listin Diario del 15 de febrero del 2000
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