Activistas medioambientales de diferentes regiones del planeta anunciaron este viernes el regreso la próxima semana de las grandes manifestaciones en contra del calentamiento global, con el lema “Luchando por nuestro presente, no sólo por nuestro futuro: Las Huelgas de la Juventud contra el Cambio Climático Están de Vuelta”.
Durante una conferencia telemática coordinada desde Manila (Filipinas) por la ONG Fridays for Future y en la que participó la líder activista sueca Greta Thunberg, se informó que unas 2.500 manifestaciones se llevarán a cabo en diferentes lugares del planeta para “demandar acciones urgentes para atajar el cambio climático”.
“Las acciones se llevarán a cabo tanto online como en las calles en donde las restricciones contra la COVID-19 lo permitan, y respetando las directrices de las autoridades”, afirmó la ONG.
“Los menos responsables de esta crisis son los que sufren más”
Thunberg, quien desde agosto de 2018 inició en solitario en su colegio en Suecia los llamados “Viernes contra el cambio climático”, aseguró que las marchas de la próxima semana se harán por “la gente”.
“Esta es una emergencia global que tiene muchas formas. Lo más importante para recordar es que la gente, los menos responsables de esta crisis, son los que sufren más. En la parte del mundo en la que vivo tenemos que pensar en un mundo mejor para nuestros hijos, pero lo que debemos recordar es que la gente se está muriendo hoy por la crisis climática”, afirmó.
“Yo y muchos otros tenemos el privilegio de ser escuchados y de poder hablar, defendernos, pero en muchas otras partes del mundo no se puede hacer e incluso es ilegal. Muchos son amenazados por defender sus derechos”, añadió la autora de “Nadie es demasiado pequeño para marcar la diferencia”, publicado en 2018.
Para afianzar esta afirmación de Thunberg, la colombiana Laura Verónica Muñoz, integrante de PactoxElClima, hizo énfasis en que “Colombia es el peor país del mundo para defender la tierra y los recursos naturales”.
En efecto, la organización Global Witness, según un informe publicado el pasado 29 de julio, documentó 212 homicidios en 2019 de defensores de la tierra, en medio del posconflicto que vive el país tras la firma de los acuerdos de paz con la ahora exguerrilla de las FARC en 2016.
“La violencia que se ha recrudecido en mi país está vinculada con la disputa del territorio. Por un lado está el incremento del narcotráfico y el Estado respondiendo con medidas como la aspersión con glifosato, que perjudica directamente a la naturaleza. Y, por otro lado, la presencia de multinacionales que, con sus proyectos, explotan nuestros recursos naturales”, agregó Muñoz.
Unidad contra tres crisis al tiempo
“A la crisis económica e histórica de nuestra región se suma la suma la crisis sanitaria de la COVID-19 y la ambiental del calentamiento global y sólo podemos salir de esta situación con mayor unidad regional”, recalca el argentino Eyal Weintraub, uno de los fundadores del movimiento Jóvenes por el Clima Argentina.
Uno de los pasos para esta mayor cohesión contra el calentamiento global es la ratificación del “Acuerdo Regional sobre el Acceso a la Información, la Participación Pública y el Acceso a la Justicia en Asuntos Ambientales en América Latina y el Caribe” o Acuerdo de Escazú, firmado en esa ciudad costarricense el 4 de marzo de 2018 por 22 países pero sólo ratificado hasta la fecha por 9.
Sólo dos países de la cuenca amazónica, Ecuador y Guyana, lo han ratificado.
El gran objetivo de ese acuerdo es “garantizar la implementación plena y efectiva en América Latina y el Caribe de los derechos de acceso a la información ambiental, participación pública en los procesos de toma de decisiones ambientales y acceso a la justicia en asuntos ambientales”.
Pero también el acuerdo es claro en decir que se deben sentar las bases para “la creación y el fortalecimiento de las capacidades y la cooperación, contribuyendo a la protección del derecho de cada persona, de las generaciones presentes y futuras, a vivir en un medio ambiente sano y al desarrollo sostenible”.
La Covid-19 y en cambio climático
En los días más duros de las cuarentenas para contener el avance de la COVID-19, en ciertas regiones del mundo se vieron ciertas mejoras en el medioambiente al estar semi paralizada la actividad económica e industrial. ¿La pandemia dejó esa lección o simplemente volveremos a una crítica normalidad?
“La pandemia de la COVID-19 nos ha abierto los ojos, no solamente a nosotros como activistas climáticos, si no a personas de todo el mundo. Hemos visto que podemos ser responsables en esta cuarentena. A partir de esta experiencia podemos prever políticas en las que se pueda conciliar el medioambiente con la economía”, respondió el keniano Kevin Mtai, coordinador para África de Earth Uprising, ante una pregunta formulada por Efe.
No obstante, la filipina y anfitriona Mitzi Jonelle Tan, líder de Jóvenes Defensores de la Acción climática Filipinas (YACAP, por sus siglas en inglés), no fue tan optimista.
“Cualquier mejora que vivimos en el medioambiente fue solamente temporal, ahora mismo estamos viendo cómo las emisiones están empezando a aumentar hasta los grados habituales. Dejamos que la industria de la combustión de fósiles siga funcionando como hasta ahora. Hemos permitido que pase esto. Necesitamos es que cambie el sistema”.
2020, un año para anotar en los récords
Si hace quince años el mundo se aterraba cuando el exvicepresidente estadounidense Al Gore aseguraba en su documental “Una verdad incómoda” que el 2005 era el año más caliente del que hubiera registro, el 2020 sólo ha confirmado la certeza de que estamos viviendo y viviremos en un mundo cada vez más cálido.
Según la organización independiente Climate Central, el verano de este año fue el cuarto más caliente en la historia de Estados Unidos, y uno de los top 10 en los récords de temperaturas más elevados para el 37 % (452) de las 1.203 ciudades analizadas.
Luis Alejandro Amaya E.
EFEverde