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Cada 23 de julio se celebra el Día Mundial de las Ballenas y los Delfines, fecha proclamada gracias a la Comisión Ballenera Internacional (CBI) en 1986 cuando decidió establecer ese día como el Día Mundial Contra la Caza de Ballenas. ¿Su finalidad? Detener la caza indiscriminada de estos animales.
Según el portal de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas, las ballenas pertenecen a un grupo de mamíferos marinos conocidos como cetáceos. No son peces porque tienen sangre caliente, respiran aire a través de los pulmones y dan a luz a crías vivas que se alimentan de leche materna.
Estos animales acuáticos se caracterizan por tener un buen oído y son dos o tres veces más eficientes que los mamíferos terrestres para utilizar el oxígeno del aire que respiran. De igual forma, las ballenas cuentan con cajas torácicas que les permiten sumergirse en las profundidades del mar.
Por otro lado, los delfines son mamíferos cetáceos que pertenecen a la familia Delphinidae. Pueden vivir más de 30 años en cautividad y tienen una longitud de 3,5 metros aproximadamente. Pueden alcanzar velocidades de más de 30 kilómetros por hora.
Estas especies acuáticas son importantes para el planeta, sin embargo, en la actualidad se encuentran en peligro de extinción. En este sentido, las ballenas fertilizan los ecosistemas marinos e incluso ayudan a combatir la crisis climática.
En tanto, los delfines son importantes para el medio ambiente, porque son buenos indicadores naturales de la salud ambiental, además son importantes para el medio ambiente, debido a sus buenos indicadores de la salud ambiental, además, son depredadores que consumen varias especies de peces y calamares.
Entre las buenas prácticas que contribuyen a mantener los ecosistemas acuáticos en buen estado, evitando así la muerte de estos animales, es realizar un manejo adecuado de los residuos sólidos y líquidos, así como evitar arrojar desechos contaminantes en las fuentes hídricas.
