El próximo 24 de abril saldremos a la calle a poner en evidencia la necesidad de frenar el cambio climático. Más de 35 organizaciones y asociaciones –entre ellas InspirAction– así como cientos de ciudadanos nos manifestaremos con motivo del Día de la Tierra para exigir a nuestros gobernantes que la solución a la crisis socioambiental que vivimos sea una prioridad en sus agendas.
Bajo el lema “Cambia de vida, no de clima” instaremos a nuestros líderes políticos –que tanto nos defraudaron en Copenhague- a que se comprometan a realizar todo lo que esté en sus manos para poner freno al calentamiento global del planeta. Todas las organizaciones, asociaciones y ciudadanos realizaremos un recorrido-protesta que tendrá su origen en la plaza Jacinto Benavente a las 12 horas y concluirá en la Plaza del Museo Reina Sofía.
Estáis todos invitados a Celebrar el Día de la Tierra ¡Cuántos más seamos, más alto se oirán nuestras voces! http://diadelatierra-2010.blogspot.com/
(Firmado conjuntamente por todas las entidades participantes. Aquí solo reproducimos un extracto.)
La crisis socioambiental que vivimos es consecuencia del sistema económico imperante. Por ese motivo, exigimos a nuestros gobernantes y autoridades que prioricen esta cuestión en sus agendas políticas. De ese modo evitaremos que estos impactos lleguen a tener las consecuencias ecológicas, sociales y económicas irreversibles que los expertos auguran.
La Cumbre de las Naciones Unidas para el Cambio Climático que tuvo lugar el pasado diciembre en Copenhague fue un fracaso global: ni se alcanzó un acuerdo ambicioso y vinculante, ni hubo justicia para los países empobrecidos.
En Copenhague pudimos ver cómo los procedimientos de Naciones Unidas fueron secuestrados por un grupo de países encabezados por EEUU y apoyados por el silencio de la Unión Europea y nuestro gobierno con la intención de impedir que se llegara a ningún acuerdo mínimamente exigente de reducción de emisiones. Por si fuera poco, la sociedad civil fue silenciada, los derechos humanos obviados y los niveles de represión policial inauditos. En definitiva, un fracaso mundial que nos encamina a superar los 3,5ºC de media global en las próximas décadas.
Esta es una irresponsabilidad por parte de los gobernantes del mundo que no podemos permitirnos aceptar. Por eso es preciso que se reconstruya un espacio de negociaciones que sirva para recuperar la confianza entre los países y que permita alcanzar un nuevo acuerdo mundial que contemple una reducción de emisiones urgente y una financiación justa. Pero ese espacio debe pertenecer a las Naciones Unidas porque sería un grave error confiar el futuro del clima a acuerdos bilaterales o regionales donde sólo decidan las grandes potencias. Para enderezar el problema es necesario el acuerdo de todas las partes, incluida la sociedad civil y los países empobrecidos, que sin ser los responsables del problema, sí son los primeros en sufrir los terribles impactos de un clima desestabilizado. Los países ricos deben asumir su responsabilidad como causantes de cambio climático.
El camino que se nos presenta ahora es aún más empinado que hace un año, sin embargo todos y todas los que aquí estamos, y muchísimos más en todos los rincones del país, tenemos claro que objetivo sigue siendo mismo: hay que limitar el calentamiento del planeta a 2ºC por encima de la temperatura preindustrial.
Por ello exigimos que no esperen más a tomar medidas eficaces para abordar el cambio climático. Frenar el cambio climático significa reducir emisiones de gases de efecto invernadero, y sobre todo de CO2. Se necesitan recortes en las emisiones internas de al menos un 30% para 2020, y de un 80% para 2050 respecto de los niveles de 1990 en los países industrializados, y la transferencia de fondos y tecnología limpia a los países en desarrollo para que éstos puedan apostar por una sociedad menos dependiente de los combustibles fósiles.
La adaptación de los países empobrecidos a los impactos ya inevitables del cambio climático tiene que abordarse proporcionando financiación suficiente, estable y adicional a la Ayuda Oficial al Desarrollo. Y debemos asegurar que las emisiones procedentes de la deforestación y degradación de los bosques se reducen drásticamente respetando los derechos de los pueblos indígenas y comunidades locales así como la soberanía alimentaria y el derecho a vivir en tierras que sirven de sustento a comunidades.
En el Estado Español, pedimos al gobierno y demás administraciones que se cumpla el Protocolo de Kioto con medidas internas y no comprando certificados de emisión fuera del territorio. Pedimos que se comprometan con objetivos nacionales para 2020 mucho más ambiciosos que los acordados con el resto de la UE, que permitirán emisiones en 2020 un 30% superiores a las de 1990. Es absurdo que un país industrializado como el nuestro termine emitiendo en 2020 más que en 2012. Queremos que este país sea parte de la solución y no del problema del cambio climático.
También es importante que países con una economía emergente como China, India o Brasil limiten el crecimiento de sus emisiones sin que ello comprometa la mejora las condiciones de vida de sus habitantes, pues las necesidades básicas de una gran parte de su población siguen lejos de estar cubiertas. En el caso chino, hay que apuntar que a pesar de haberse convertido en el mayor emisor total mundial, todavía está lejos de EEUU, la UE o incluso de España en emisiones por habitante. Sin embargo, si no se transfiere la tecnología adecuada, pronto podrían alcanzar nuestro nivel actual de emisiones por habitante, empeorando así aún más la situación.