A la tala de árboles que se registra en la cordillera Septentrional, comienzan a ser comunes la cantidad de minas para la extracción de materiales.
Organizaciones ambientalistas de la zona estiman en miles los árboles derribados en la comunidad Curva Dura del distrito municipal de Blanco Arriba.
En toda la parte montañosa desde Tenares, de la provincia Hermanas Mirabal, hasta Gaspar Hernández, provincia Espaillat, se registran al menos 15 lugares donde se extraen materiales de construcción. Tan solo en Blanco Arriba hay doce zonas explotadas, que no cuentan con los permisos del Ministerio de Medio Ambiente.
Recientemente, la Sociedad Ecológica de Salcedo (SOESA) denunció la tala de árboles en la Reserva Científica de Salcedo, y lamentó que aunque las autoridades se han presentado al lugar, apenas se impusieron multas a los depredadores, sin sanciones económicas o sometimientos judiciales.
Las zonas más afectadas por los desmontes de árboles son Los Tabucos y Montellano que comunica a Salcedo con las comunidades de La Cumbre, en la provincia Espaillat. También se observan daños y la proliferación de minas en Villa Trina. “Aquí en Salcedo, aunque tenemos un encargado de Medio Ambiente, parece que ni funciona ni está para defender a la población, porque los daños a la naturaleza con las minas de materiales se hacen a los ojos de todos”, expresa Raymundo González, morador de Rancho Arriba.
Los moradores de Montellano critican que el encargado de Medio Ambiente, Juan Vargas, ni siquiera en su comunidad natal impida que continúen depredando los bosques.
La mayoría de las comunidades enclavadas en esas zonas de la cordillera Septentrional están sembradas de cacao.
Romeo Antonio Blanco, de SOESA, dijo que además de la tala indiscriminada de árboles en las lomas de Salcedo y Tenares, se empieza a remover la capa vegetal o productiva, a los fines de obtener materiales de mina del sub-suelo, y la extracción de piedras y materiales de ríos para la construcción y para la elaboración de cal.
“Tenemos un ministro de Medio Ambiente de la provincia, y sin embargo, el mismo no le ha dado la cara o ha enfrentado la irremediablemente la dañina situación que sufren nuestras lomas”, apunta Blanco.
Reconoce que muchos padres hacen desmontes para cumplir con las obligaciones económicas y familiares, por lo que al verse sin alternativas que le permitan suplir dichas carencias, se ve precisados a recurrir a las opciones más dañinas para la tierra que cultivan, lo que a la larga se traduce en un daño a sí mismos.
Blanco dice que al parecer a las autoridades les interesa más la parte monetaria y recaudadora, cuando dicho organismo está para regir y preservar, no para recaudar.
Llama a las autoridades a erradicar por completo las fábricas de cal en la comunidad Ojo de Agua, lo que está afectando especialmente el río Cenoví.
Los ambientalistas denunciaron que la depredación de las lomas en algunos casos ha provocado deslizamientos de tierra, algunos de los cuales hasta han obstaculizado caminos y carreteras.
“Existe otro ingrediente silencioso que ha causado estragos en nuestro hábitat, y es la migración paulatina del hombre del campo, quien ha tenido que ir vendiendo a grandes terratenientes sus posesiones y migrando a las urbes, debido al desamparo a que han sido sometidos por años por parte del Estado, quien ha sido ciego y sordo ante las garantías que debe prestarles a quienes deberían ser nuestra mayor fuente de riqueza y producción”, apuntó.
Finalmente, llama a llevar educación y concientización a los pobladores de las zonas rurales, a crear medios alternativos que induzcan a frenar esta migración, o más bien a revertir ese efecto.
Por: Miguel Ponce
Vía: El Caribe