De SOECI a Danilo

La Sociedad Ecológica del Cibao considera propicia la ocasión para proponer al presidente Danilo Medina encabezar una profunda transformación del Sector Ambiental de la Republica Dominicana que encamine el desarrollo nacional hacia una real sostenibilidad y reduzca los procesos degradantes al medio ambiente.

Esta transformación debe iniciarse con una reingeniería del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, que le permita retomar las verdaderas razones que le dieron origen y las reales motivaciones que tuvo la ciudadanía y el movimiento ambiental para reclamar por décadas su creación. Se requiere de una estrategia para transparentar la gestión institucional del Ministerio de Medio Ambiente, eliminando de raíz las distorsiones y trabas que impiden un buen ejercicio institucional con pleno apego a la ley y que por el contrario, incentiva la violación de la ley, el favoritismo, el tráfico de influencias y las actitudes indecorosas asumidas por los funcionarios.

Es necesario que nos cuestionemos sobre lo que se está haciendo en el Estado y la sociedad para una verdadera recuperación de los ríos, principalmente la rehabilitación de las zonas de captación de agua de las cuencas hidrográficas, responsables principales de la existencia del caudal, para lo cual se requiere de un agresivo plan de reforestación en sus múltiples manifestaciones, un plan de “tierra arrasada” que integre a todas las comunidades montañosas en una cruzada nacional  con políticas y metodologías claras.

Para lal estabilidad de los ríos se requiere la aplicación de una verdadera estrategia de protección de sus espacios ribereños que al parecer no tienen dolientes en la República Dominicana. En campos y ciudades estos espacios son agredidos con el establecimiento de asentamientos precarios o barrios marginados en medio de una vergonzante complicidad colectiva. Nadie hace nada para evitar la ocupación de las riberas de los ríos, por el contrario, muchos  la estimulan.

La intervención de los cauces de los ríos debiera limitarse a situaciones humanitarias, eliminando la condición de alto riesgo de un espacio.  Las intervenciones alegres de los ríos solo evidencian el irrespeto por la naturaleza y el desconocimiento de la dinámica de los ríos como ecosistemas.

Es hora de que el Estado impulse acciones concretas para evitar que los ríos y arroyos terminen destruidos al pasar por cualquier núcleo poblado, con preocupantes y vergonzosos niveles de contaminación. Solo un verdadero plan nacional de gestión de las aguas residuales puede evitar la profundización de los ya niveles críticos de contaminación de nuestros ríos.

 Resulta ya impostergable que en nuestras montañas se organice el uso de suelo incentivando los usos no conflictivos o usos sostenibles y penalizando los usos que generan degradación de esos espacios con una alta vulnerabilidad, pero con una enorme importancia para el equilibrio ambiental de la nación. Los suelos de las montañas deben de una vez y por todas usarse de acuerdo con su vocación productiva y su potencialidad ambiental.

La organización del uso del suelo montañoso debe ser parte de un plan de ordenamiento ambiental del territorio en la República Dominicana que defina la vocación de los espacios en el marco de una real Estrategia Nacional de Desarrollo Sostenible. Delimitar con claridad los espacios de vocación agrícola o ganadero, estableciendo las políticas de estímulos necesarias; pero por el contrario establecer las áreas donde no debe restringirse la agricultura de ciclo corto y la ganadería y estimularse la producción forestal y de cultivos permanentes con un plan de basto alcance que logre reales impactos en la economía nacional y mejore sustancialmente las condiciones del Medio Ambiente.

Desarrollar una solida política orientada a mitigar los distintos impactos urbanos que hacen de las ciudades y pueblos verdaderos infiernos por el ruido sin control, la polución atmosférica, las descargas por doquier de aguas residuales, la contaminación visual estimuladas por las propias municipalidades y los residuos sólidos mal gerenciados.

De manera definitiva, la sociedad demanda una política minera equilibrada. No es cierto que haya que extraer a toda costa un mineral que exista en el subsuelo, aunque esto implique la destrucción de áreas ambiental e hidrográficamente estratégicas para el país. Esa visión unilateral de quienes han administrado nuestros recursos mineros nos esta conduciendo gradualmente a un país ambientalmente insostenible.

Es urgente que en las canteras secas que fueron abiertas para extraer material granular y luego fueron abandonadas sin resarcir el pasivo ambiental creado, se obligue a los explotadores de las minas a  aplicar un plan de adecuación que recupere esas áreas. No es posible que se extraiga el material para obtener dinero y hacerse ricos, sobre la base de dejar una estela de devastación a su paso. El gobierno debe orientar programas dirigidos a corregir esta anómala situación.

Finalmente, es indispensable la integración de todos los medios de comunicación  y estamentos de la sociedad a una real política de educación ambiental para lograr un cambio seguro de nuestro pueblo en la valoración del medio ambiente y los recursos naturales. No es posible que mientras se satura a la gente con mensajes alienantes, los mensajes con un contenido ambiental brillen por su ausencia.

Señor presidente en SOECI, al igual que todo el pueblo dominicano, se cree que usted puede producir cambios importantes en la conducción de la cosa pública y la administración del Estado. En el área ambiental hay muchos retos y usted tiene las condiciones para que se alcancen. De usted depende que se continúe transitando el camino del caos institucional y de la degradación ambiental o se avance con seguridad hacia la sostenibilidad.  En principio aspiramos a que por lo menos se corrija lo que está mal.

La SOECI, en su misión de conservar los recursos naturales, está en disposición de colaborar con el gobierno en los programas relacionados con este fin, teniendo en consideración que el cambio es parte de todos y somos corresponsables de llevar nuestro país al camino del Desarrollo Sostenible.