La zona alpina italiana de Val di Pejo se convertirá la próxima temporada invernal en la primera área de esquí del mundo que prohíbe todos los plásticos de un solo uso, como vasos, platos o botellas, que desaparecerán de los refugios y de las escuelas de esquí.
“Se trata del primer paso en un programa de sostenibilidad mucho más amplio”, ha asegurado a EFE el director de la Empresa Turística del Val di Sole (donde se integra el valle afectado), Fabio Sacco, quien ha añadido que pretende convertir esta zona en “la más sostenible del arco alpino”.
Partículas de plásticos
La noticia que provocó la actuación de las autoridades del ayuntamiento de Pejo y del Parque Nacional del Stelvio fue el descubrimiento por primera vez de microplásticos en un glaciar de este mismo espacio natural, algo que “hizo reflexionar” a todos los implicados en la protección y explotación de esta zona alpina, según Sacco.
El estudio, dirigido por expertos de la Universidad de los Estudios de Milán y de Milán-Bicocca, descubrió que en el glaciar de Forni por cada kilogramo de sedimento había 75 partículas de plásticos, un dato “comparable” a los niveles observados en los sedimentos marinos de Europa.
Los siguientes pasos en este “programa de sostenibilidad” son, según el responsable del organismo turístico, “monitorear todo lo que afecta a los residuos, a la energía y a los alimentos”.
Sacco explica que el objetivo es potenciar los productos de “kilómetro cero” y los “biológicos” en los refugios y escuelas de la zona, y en cuanto a la energía, el Val di Pejo utiliza como única fuente tres instalaciones hidroeléctricas que abastecen a locales y visitantes.
Plásticos de un solo uso
Para explicar y sensibilizar acerca de esta iniciativa a los visitantes (mayoritariamente excursionistas y esquiadores), se instalarán señales e indicaciones en el área de Pejo3000, como se conoce esta zona de esquí.
El plástico acumulado a alturas como las de esta zona “se mantiene inalterado durante mucho tiempo, incluso decenios”, ha explicado a Ansa el glaciólogo Christian Casarotto, y “vuelve restituido al hombre en forma de daños al medio ambiente y a la salud, ya que entran en la cadena alimentaria”, concluye.