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Costa Rica, el país que vetó la caza deportiva a petición de sus ciudadanos

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San José, 11 dic (EFE).- El jaguar, la danta, el caimán y las aves canoras estarán ahora más protegidas en Costa Rica, gracias a una nueva ley propuesta e impulsada por los propios ciudadanos, que prohíbe la caza deportiva de cualquier especie.

El país centroamericano, reconocido por su reputación de «destino verde», se convirtió esta semana en la primera nación del continente en cerrar las puertas a los amantes de la caza.

La nueva Ley de Vida Silvestre es además la primera legislación aprobada por el mecanismo de la «iniciativa popular», es decir que fue presentada al Congreso no por diputados, sino por los propios ciudadanos.

La norma fue llevada ante el Legislativo con el respaldo inicial de 177.000 firmas recogidas por la Asociación Preservacionista de Flora y Fauna (Apreflofas).

Para que entre en vigor sólo resta la firma de la presidenta Laura Chinchilla, pues este lunes fue aprobada en segundo y último debate en el Congreso por votación unánime de los 42 diputados (de un total de 57) presentes en la sesión.

A partir de su entrada en vigor, Costa Rica no otorgará más licencias de caza y sus ciudadanos tampoco podrán tener animales silvestres como mascotas.

Según datos del Sistema Nacional de Conservación (Sinac), el año pasado se concedieron 1.296 permisos de caza, el 81 por ciento de ellos para matar o capturar aves canoras.

Además, se dieron 171 licencias de caza mayor y 77 para cazar mamíferos menores.

Desde 2000 y hasta el año pasado, las autoridades costarricenses han extendido 28.000 licencias de caza deportiva, una actividad que ahora pasará al olvido, pues la nueva ley sólo la permite en casos de subsistencia, investigación científica y para el control de especies por sobrepoblación.

Quienes cacen un animal en Costa Rica serán multados con hasta 3.000 dólares y, dependiendo de la especie, podrían incluso ser condenados a entre dos y cuatro meses de prisión.

La costumbre de tener como mascotas a animales silvestres como aves, iguanas, monos y mapaches también deberá cambiar con la nueva legislación, que prohíbe totalmente esta práctica y establece una multa de entre 600 y 1.200 dólares.

Pero la ley va más allá y también sanciona la exportación y el tráfico de cualquier especie de flora o fauna silvestre, a la vez que crea un Registro Nacional de Vida Silvestre.

En ese registro los zoológicos y reservas, tanto públicos como privados, deben inscribir los especímenes que mantengan en cautiverio, tras presentar un plan de manejo.

El texto gozó del apoyo de todos los partidos políticos en el Congreso a excepción del Movimiento Libertario (ML, derecha), que se opone a la prohibición de la caza.

El más férreo enemigo de la propuesta fue el diputado Ernesto Chavarría, quien llegó a afirmar que la ley pone en igualdad de condiciones los derechos de los seres humanos y los de los animales.

Para Chavarría, con esta ley se crea en Costa Rica el «animalicidio».

Su posición no fue compartida por otros legisladores como Claudio Monge, del Partido Acción Ciudadana (PAC, centroizquierda), para quien «la cacería deportiva no es otra cosa que una matanza de animales indefensos, con el único objetivo de divertirse».

La aprobación de esta ley representa para Costa Rica un paso más para preservar su imagen de país amigable con el medioambiente, la principal razón por la que cada año recibe más de dos millones de turistas.

Desde hace más de una década está prohibida la utilización de animales silvestres en circos y espectáculos en Costa Rica, que se anota ahora un nuevo avance en su política de conservación.

Uno de los problemas que quedan por resolver es cómo los 572 guardabosques que hoy velan por 13.286 kilómetros de territorio protegido (el 26% del total del país), podrán hacer frente a los cazadores para hacer cumplir la ley en esta pequeña nación que alberga casi el 5% de la biodiversidad del planeta. EFE

Vía: Acento