Por: Fausto Antonio Genao
La sequía que afecta al país ha mermado considerablemente el caudal del río Haina, producto de la deforestación, el dragado de su lecho y márgenes, el vertido de elementos tóxicos, aguas residuales, y otros elementos contaminantes, como los plásticos y desechos de aceites.
Como consecuencia del bajo nivel de agua, se siente una profunda escasez en los sectores Pueblo Nuevo, Colina 1,2,3,4, San Francisco, V Centenario, El Silencio, barrio Duarte y la parte alta de la población, cuyos moradores pierden el tiempo tratando de abastecerse a como dé lugar de un galón de agua.
De manera silenciosa, los sobrevivientes de la tragedia que ocasionó decenas de muertes y cuyo número hasta la fecha se desconoce, han ido penetrando al lugar de donde fueron sacados y se desconoce el número exacto de los nuevos ocupantes, que con el alegato de hacer conucos se encuentran en el área.
Seis años después del paso de la tormenta Noel, que provocó la destrucción del poblado del Duey, la muerte de treinta personas, más de 50 desaparecidos y el aislamiento de 39 comunidades de la región Sur por la caída de puentes y la crecida de ríos, las autoridades se hacen de la vista gorda y han permitido el reingreso de personas a la cuenca del Negro, a poca distancia del nacimiento del río Haina.
El dolor y la desolación que consumió al poblado de Guananito, que lloró sus muertos en el 2008, al parecer son olvidados, al permitirse que algunos de los sobrevivientes se encuentren nuevamente en el lugar realizando el conuquismo de montaña.
Los campesinos han vuelto al lugar de la tragedia, deforestando la zona a pesar de una disposición del Ministerio de Medio Ambiente de prohibir la construcción de viviendas y el paso de personas hasta los depósitos de abastecimiento de agua de la Corporación del Acueducto y Alcantarillado de Santo Domingo.
Vía: El Nacional