P. Profesor, en su acostumbrada visita sorpresa y posterior recorrido por el Ozama, ¿qué encontró el Presidente en esta fuente fluvial?
R. Indudablemente, un río inmenso, la arteria fluvial de la capital dominicana y el Gran Santo Domingo, pero con una belleza pálida y una contaminación en grado superlativo.
El Ozama es un río cargado de historia, con riquezas naturales invaluables y paisajes deslumbrantes; pero lamentablemente sus aguas son fétidas, cargadas de sustancias tóxicas, sin oxígeno disuelto y por lo tanto, carente de vida.
Este encuentro cercano del Presidente de la República con la realidad que envuelve al río que vio nacer a Santo Domingo, la “Ciudad del Ozama” y quefacilitó las epopeyas de la colonización y, paralelamente, el sincretismo entre dos culturas distantes en el tiempo y el espacio; alienta una esperanza y abre una ventana de cara al porvenir.
Aunque HipólitoMejía y Leonel Fernández hicieron lo mismo y nada aconteció, se espera que con Danilo Medina, las cosas sean distintas; porque no es lo mismo aventurar que tener sensibilidad y reconocer las potencialidades de las perlas que subyacen bajo el lodo y la inmundicia.
Estamos seguros que más temprano que tarde, aparecerá alguien que se enamore del Ozama, que reconozca y valore en su justa dimensión su legado histórico y cultural y sobretodo, que encarne el poder político y tenga el coraje necesario para iniciar el rescate y relanzamiento de esta hermosa página ecológica que espera ser abierta.
En el mundo sobran ejemplos de hazañas que han salvado fuentes hídricas que en su momento estuvieron tan o más graves que el Ozama y el más elocuente nos llega desde Inglaterra, que en 1953 tenía al Támesis que actualmente llena de belleza y lontananza a Londres, tan contaminado que ya parecía un caso perdido. Hoy es un orgullo para los londinenses.
Pero tenemos un caso más cercano todavía, el cual tres o cuatro décadas atrás, acumulaba tanta contaminación como la que hoy atormenta al río que acogió la nave de nuestro Presidente.
Se trata del río Hudson que hoy refresca con sus aguas, totalmente descontaminadas y llenas de mansedumbre y armonía,a la ciudad de New York, la isla de Manhattan, la cual recrea en su zona de remanso, previo a depositar su esperanza líquida en el OcéanoAtlántico.
El Ozama se encuentra en estado de coma, pero no muerto. ¿Quién lo salvará?
Por ELEUTERIO MARTÍNEZ
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