Consulta
P. Profesor, ¿Por qué la preocupación por la protección del ambiente debe extenderse a los océanos?
Respuesta
R. Todo lo que le pase al mar tendrá iguales consecuencias para la tierra. Toda forma de vida que existe sobre la tierra, por más extraña que parezca, primero estuvo bajo el agua de los mares. Los océanos constituyen el verdadero vientre de la naturaleza, el útero donde se gesta la vida planetaria.
Esta semana del ambiente también es la de los océanos, pues así como escogimos el 5 de junio para celebrar la fiesta mundial del ambiente, el 8 de junio ha sido escogido por la Organización de las Naciones Unidas para celebrar la fiesta mundial de los océanos.
¿Eso es pura coincidencia o fue fríamente calculado? No lo sabemos, pero de lo que si estamos conscientes es de que la vida terrestre no podría existir si no se gestara previamente en los mares, pues el vínculo es tan fuerte e indisoluble, como lo es la cara a la cruz de la moneda.
“Si los océanos están saludables, pues igual diagnóstico se podría hacer para la tierra”; sin embargo, esta verdad la humanidad la está perdiendo de vista y tal parece que la ignorancia puntual y colectiva, nos lleva a creer que en el fondo de los mares cabe toda la inmundicia que genera nuestra civilización.
De la armonía entre la tierra y el mar proviene toda la fortaleza y la riqueza de la biodiversidad planetaria. Esta verdad, más que un axioma, es un monumento a la inteligencia y si a ella nos acogemos, iguales resultados obtendremos para nuestra propia vida, para nuestra salud…, para la longevidad y calidad de nuestra existencia.
Estas premisas cobran mayor importancia si pensamos en nuestro país, en la isla que Dios escogió para establecer nuestro hábitat (mi casa) y nuestro nicho (todo cuanto hacemos para habitar en nuestra casa). Estamos rodeados de agua y nos acoge el océano más dulce (34 ppm de salinidad) del planeta: el Atlántico.
Ahora que nos proponemos sentar las bases y crear las normas que medien nuestras relaciones con el mar…, la Ley de Costas; vamos a poner por delante el interés nacional y jamás permitamos que primen intereses espurios o particulares, en la ruta de la conservación de la mayor de las riquezas que tenemos a nuestro alcance: los mares.
¡Salud del mar, salud de la tierra…!
Por: Eleuterio Martínez
Hoy.com.do