P. Profesor, de los grandes eventos ambientales que permanentemente amenazan al país y por tanto, debemos prepararnos para darle respuestas concretas y contundentes, conocemos su punto de vista con respecto a los incendios forestales, pero ¿qué vamos hacer con el agua?, ¿seguiremos indefensos ante el rigor o la severidad de las sequías como la vivimos?, ¿le parece correcta la estrategia de apagar la sed con camiones para repartir el agua en los puntos más críticos, cerrar con la guardia y la policía los lavaderos de carros, tapar los pinches de las tuberías podridas de la CAASD o prohibir a nuestros agricultores que siembren los alimentos que comemos, porque nadie les garantiza el agua para irrigar sus cultivos como está haciendo el INDRHI?
R. ¡Calma, calma… que todo problema tiene solución en la vida! En primer lugar hay que decirle a la sociedad dominicana, a la comunidad país, a nuestra aldea local, que ahora cuando se avecina el Día Mundial del Ambiente 2015, nuestras autoridades, las mentes preclaras del país, las mejores reservas morales con que cuenta la patria y los expertos mundiales más famosos y competentes en materia de agua, han aunado voluntades y hecho causa común para anunciar a todos los actores envueltos o afectados por estos males tan delicados, que son todos los ciudadanos, ricos y pobres, feligreses y políticos, obreros y moradores de a pie, cuyos magros ingresos no les alcanza ni siquiera para comprarse un carrito del año, con la seriedad y solemnidad que merece la nación; que por fin ya existe una propuesta de consenso, una estrategia y un compromiso colectivo para conjurar las sequías en el territorio nacional.
Como se necesita el concurso de todos y todas, y la conciencia nacional es el único o supremo interés que debe mediar el conflicto, vamos a realizar un referéndum para reformar la Constitución, conforme al articulado y mandato claro y preciso por ella misma establecidos, previsto inteligente y sabiamente por el legislador, para que jamás se violase su integridad ni su pudor, de modo y manera que a nadie se culpe de alguna incoherencia, inconsistencia o posición poco transparente e interesada. Para garantizar el éxito, todo se pone en manos del Señor y para ello se entregará una Carta Pastoral en tan feliz ocasión, por si la inteligencia humana falla.