Consulta
P. Profesor, insólito lo que está ocurriendo en la Avenida Ecológica, ahora es una pared perimetral que se está construyendo en medio de la misma, sin que los poderes públicos entren en acción, a pesar de que es el acceso a la ciudad Juan Bosch lo que se está obstruyendo, ¿qué es lo que le queda de ecológico a esa avenida?
Respuesta
R. Yo diría que nada, pues este no es el único caso el que se denuncia y se ejecuta sobre terrenos del Dominio Público Urbano, sino, estaciones de combustibles, talleres de metalmecánica, urbanizaciones y todo tipo de desmanes que por lo menos le compete a 6 instituciones oficiales velar por su salvaguarda.
Por encima de la autoridad local o del Municipio de Santo Domingo Este, fueron tres decretos de los gobiernos del Dr. Balaguer que definieron y sentaron las bases para la conservación de la Avenida Ecológica y avanzó su construcción de doble vía y las áreas verdes perimetrales, más dos decretos del Dr. Leonel Fernández para que se le diera continuidad y respetase el ordenamiento de esta franja del espacio urbano para garantizar su integridad.
Pero la fuerza económica y del poder político luce avasallante y nadie parece que la pueda detener. Balaguer quiso hacer de la Av. Ecológica en Santo Domingo este, lo que él mismo hizo con la Av. Anacaona del Distrito Nacional y la Av. de la Salud o la Av. Cayetano Germosén, que no solo se planificaron, sino que se construyeron.
Y en la zona oriental, tampoco se quedó en planificación o aspiraciones, sino que tanto la Av. sobre el Farallón Norte, como la Av. sobre el Farallón Sur, se declararon de utilidad pública los terrenos que no fuesen del Estado (Consejo Estatal del Azúcar – Bienes Nacionales), sino que en ambos casos se dejó bastante avanzada la construcción, pero todo llegóhasta ahí.
Tal parece que nadie más ha tenido visión de futuro de lo que debe ser el destino ecológico de la capital dominicana y por lo tanto, el mismo Estado permite que se estropee y entorpezcan sus propias acciones, por la falta de continuidad de la autoridad y los asuntos de Estado. Al ciudadano común, como usted y como yo, que tuve la responsabilidad de mantener el control de estos espacios, solo nos queda lamentarnos al ver impotentes como todo se viene abajo.
¿Dónde quedará el verde de una ciudad cada vez más gris?
Por: Eleuterio Martínez