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P. Profesor, ¿qué importancia tiene para el país proteger las ballenas jorobadas?
R. Es que la República Dominicana es un país ballenero y ya el mundo lo sabe. La infausta noticia servida por medios internacionales de que una ballena jorobada había sido arponeada en la costa norte de Haití ha volcado la mirada atónita de los especialistas hacia nuestro país.
La ballena jorobada es el segundo animal más grande del mundo y nuestro país tiene el privilegio de poseer la más grande y la más importante área protegida de esta especie de mamíferos marinos, fatalmente perseguida por el fantasma de la extinción.
En 1981, Idelisa Bonelly de Calventi, primera bióloga dominicana, inició en firme ante las autoridades dominicanas los esfuerzos para crear en nuestras aguas territoriales un área protegida dedicada especialmente a la protección de las ballenas jorobadas.
Para aquel entonces, cuando nadie pensaba y ni siquiera sospechaba la importancia económica y estratégica para el desarrollo turístico del país, Merilio Morel acogió la propuesta para la creación del Santuario de Mamíferos Marinos de los Bancos de la Plata y la Navidad, hecho que se consolidó luego en 1986, seleccionando un espacio de 3,800 kilómetros cuadrados.
Sin embargo, 10 años después y motivado por la misma doctora Calventi, logramos convencer a la Consultoría Jurídica del Poder Ejecutivo de que el Santuario de Mamíferos Marinos debía ser redimensionado y con el decreto 233-96 se ampliaron los límites a 25,270 kilómetros cuadrados, un hecho sin precedente en el mundo, al crear la más grande área protegida del Atlántico norte, destinada al cuido del espacio de reproducción para el 85% de las ballenas jorobadas que acogían los océanos del planeta.
Hoy la República Dominicana se ha ganado el respeto de la comunidad internacional por su reconocido esfuerzo para garantizar la supervivencia de uno de los animales más carismáticos que engrandecen con su mera existencia, la biodiversidad que en este estadio evolutivo puebla los mares y océanos del mundo.
Todos los años y sin faltar jamás a la cita, ballenas hembras y machos asisten al ritual más hermoso de la Creación, ubicado por el Divino Hacedor de todas las cosas, en los bancos del Pañuelo, La Plata, La Navidad y la bahía de Samaná. Dentro de uno o dos meses, tendremos turistas de todo el mundo embarcándose en Samaná para ir a contemplar el espectáculo de indescriptible belleza, de los saltos y soplos balleneros.
Por ELEUTERIO MARTÍNEZ
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