P. Profesor, la “Hamaca de Dios” es uno de los proyectos inmobiliarios que se desarrollan en las lomas de Jarabacoa, al tenor de la fiebre ecoturística que le embarga; pero preocupa la falta de control y los impactos ambientales en ciernes, ¿cuáles son los mecanismos de control para evitar los cortes de tierra y la apertura de vías en ambientes muy sensibles que se realizan en la zona?
R. Ningún proyecto ecoturístico puede desarrollarse sin los permisos o licencias ambientales correspondientes, pues los mecanismos de control están claramente establecidos en la Ley General de Medio Ambiente y Recursos Naturales 64-00 y en la Ley Sectorial sobre Áreas Protegidas 202 – 04, por la proximidad y colindancia de este proyecto con el Parque Nacional Bahiguate.
Jarabacoa es un auténtico paraíso terrenal, cuyo esplendor no puede ser malogrado por la improvisación, los intereses particulares o el descuido de las autoridades ambientales. Estas montañas colocadas en la misma cintura de la Cordillera Central, gozan de una gracia muy especial, por sus atributos naturales inigualables, la belleza inenarrable de sus paisajes y las condiciones climáticas envidiables.
Pero no todo hay que dejarlo o ponerlo en manos de las autoridades locales o nacionales competentes, por la debilidad casi generalizada en la aplicación de las normas ambientales, si no que es la ciudadanía o moradores de este enclave ecoturístico tan especial de la República, quienes deben integrarse en la defensa y el cuido de su naturaleza.
Mientras Jarabacoa como sociedad y sus autoridades no decidan empoderarse de su destino, no habrá garantía para un porvenir luminoso, ni ambientalmente sostenible para las montañas, ríos, saltos de agua, balnearios, corredores, senderos y espacios protegidos que atesora el inmenso patrimonio natural de esta delicada urbe cordillerana.
Unión es la clave, anteponer los intereses colectivos a la ambición desmedida de particulares, el prerrequisito y el ordenamiento territorial, la meta que marque el horizonte de una gestión ambiental inteligente, capaz de garantizar el máximo bienestar y la calidad de vida de las personas que han escogido este recinto ecológico como morada, para disfrutar de la paz y los encantos del Jimenoa, el Baiguate y el Yaque, quienes como verdaderos hermanos, se han unido en “La Confluencia” para dar el ejemplo y marcar el punto de partida hacia el desarrollo con rostro humano que todos acariciamos.
Por ELEUTERIO MARTÍNEZ
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