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La agricultura requiere más agua y lo mismo ocurre con el turismo, sin dejar atrás los volúmenes insospechados que demanda la minería, muchas ciudades pegan el grito al cielo por su escasez y hasta para Haití tenemos que reservar un aporte significativo… ¿cuenta el país con suficientes reservas acuíferas para sustentar su desarrollo?
Respuesta
Yo soy de los convencidos de que el país puede ser autosuficiente y alcanzar su soberanía hídrica; pero lo cierto es que el mal uso y el abuso, la multiplicidad de instituciones que operan descentralizadamente, que quieren autonomía para gobernar su gestión y hasta se pelean por defender sus competencias…, entre otros factores, que me han obligado a revisar mis planteamientos originales.
No es posible que a Barahona se le sirvan 5 m3 de agua para que bote 4 y aproveche uno y algo parecido tenga que hacerse con Valverde, La Vega y Santiago Rodríguez. Que a la capital se le entreguen 18 m3 por segundo para que bote la mitad y apenas aproveche entre 8 y 9 m3 y que en Santiago (con un millón de habitantes), consuma hasta 450 litros de agua per cápita por día, cuando con 150 se puede vivir perfectamente, cubriendo todos los servicios indispensables. En el África Subsahariana los seres humanos tienen que sobrevivir con 5 litros de agua por cabeza, por día.
La CAASD, CORAASAN, CORAMOCA y todas las demás CORAS, solo quieren que le garanticen el suministro y ni siquiera saben cómo ni dónde se produce el agua. EGEHID solo quiere turbinar para vender energía y el INDRHI se la pasa midiendo; pero ¿a quién le corresponde producir el agua, conservarla y garantizar la continuidad del flujo? Es como si producir agua no costara nada y por lo tanto, nadie tiene que invertir ni pagar por el suministro. Yo puedo abrir el grifo y dejarlo verter agua a toda velocidad mientras me esté afeitando y a nadie tengo que darle cuenta por mi inconducta.
¿De qué higiene o salud se puede hablar, cuál desarrollo puede ser viable, qué florecimiento turístico puede garantizarse sin agua?
Medio Ambiente debe pronunciarse y decirle al país claramente que el agua no se produce en los centros de convenciones, ni en los foros de discusiones, sino en la Cordillera Central; que sin los bosques nublados, humedales de alta montaña, ni el efecto esponja; se puede hacer milagros.
Eleuterio Martinez