P. Profesor, en el Día Mundial de los Humedales la Academia de Ciencias muestra su preocupación por la contaminación de la presa de Hatillo ¿en qué consiste el problema?
R. La presa de Hatillo, el más grande cuerpo de agua artificial de la región caribeña y la reserva de agua dulce más importante del país, se encuentra seriamente amenazada por la contaminación recibida de tres grandes empresas mineras.
Esta gran reserva de agua del país, construida esencialmente para regular las grandes avenidas del Río Yuna en cada temporada ciclónica, progresivamente va perdiendo la calidad de sus aguas, poniendo en riesgo el desarrollo agrícola y pecuario del Valle del Cibao Oriental.
La entrada en operación de la Barrick Pueblo Viejo, que extrae grandes volúmenes de agua de la presa de Hatillo para la explotación y el beneficiado del oro, parte de los cuales se devuelven al mismo cuerpo de agua por el río Margajita; sumado a los arrastres de metales pesados que hace el río Yuna y afluentes provenientes de la zona de operación de la Falcombridge Dominicana y por último, las aguas del río Sin, provenientes de la minera Cerro Maimón, representan la mayor amenaza que puede recibir cualquier embalse existente en el territorio nacional.
Estas empresas mineras explotan las reservas nacionales de oro, plata, cobre y ferroníquel presentes en la Sierra de Yamasá.
Este embalse es una reserva acuífera de importancia estratégica para el presente y el futuro del país, no solo por la amenaza a la seguridad alimentaria que representa la contaminación de sus aguas con metales pesados y sustancias químicas de toda índole, sino para el consumo humano a través de los múltiples acueductos urbanos y rurales del Bajo Yuna.
De igual manera, ante la crisis de agua que amenaza gran parte del territorio nacional y en particular a la capital dominicana, la presa de Hatillo representa una potencial fuente de alimentación, en vista de que un eventual acueducto de 60 a 70 kilómetros de longitud, se haría por gravedad y podría asegurar un suministro a una población de cinco millones de habitantes, que dentro de una o dos décadas alcanzará esta urbe capitalina.
De manera que es válida la preocupación de la Academia de Ciencias de la República Dominicana en el Día Mundial de los Humedales y es al Estado dominicano a quien le compete prestar la debida atención que el caso demanda.
Por ELEUTERIO MARTÍNEZ
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