P. Profesor, ¿el país necesita la construcción de nuevos delfinarios para el desarrollo turístico?
R. Definitivamente no. Esta práctica tan económicamente atractiva para la empresa turística en el pasado, está siendo desaprobada y condenada por organismos e instituciones conservacionistas en la mayoría de los países del mundo, en vista del impacto lesivo para la vida de los delfines y el engaño de poner a disfrutar al público a cambio del sufrimiento, el maltrato y el deterioro de la calidad de vida de los mismos.
La industria turística de nuestro país está creciendo en base a sus bellezas naturales y atractivos únicos, que no pueden ofrecer otros destinos de la región con la misma calidad e idoneidad y es precisamente ahí donde reside su porvenir y su sostenibilidad; no necesitamos de prácticas complementarias malsanas y peligrosas para su prosperidad.
La modalidad de cazar delfines para luego confinarlos en piscinas artificiales, sacándolos de su hábitat natural para que los turistas puedan entretenerse observando la gracia natural que exhiben estas criaturas con sus piruetas y conductas aprendidas mediante entrenamientos intensivos y prolongados, es una práctica antinatural, forzosa y lesiva para la conservación de estas singulares especies marinas.
Si bien es cierto que el público se divierte y disfruta en los delfinarios artificiales, convencido de que se trata de una práctica inofensiva para estas criaturas tan carismáticas que la naturaleza acoge en mares y océanos, no es así.
Investigaciones de la Fundación Dominicana de Estudios de los Mamíferos Marinos y de la Academia de Ciencias de la República Dominicana dan cuenta de que los delfines son animales marinos que tienen costumbres de recorrer hasta 350 kms diario para alimentarse de manera gregaria, en manadas, algo que jamás un delfinario podría darle.
Es contra natura confinar una especie marina, privarla de sus requerimientos vitales indispensables con el pretexto de que el sacrificio es mínimo y se brinda una oportunidad a los turistas de disfrutar de espectáculos inolvidables. El criterio empresarial no puede primar sobre la lógica natural de la conservación de las especies.
Todavía tenemos un turismo relativamente sano, que con una gestión inteligente puede generar riquezas materiales insospechadas al país. La Academia de Ciencias ha publicado en su Revista Verdor investigaciones que revelan la crudeza del daño que los delfinarios causan a este grupo animal.
Por ELEUTERIO MARTÍNEZ
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