P. Profesor, el Ministerio de Medio Ambiente, el Director de la Defensa Civil, la Sociedad Ecológica del Cibao y otras instancias oficiales y privadas de la Sociedad Dominicana están solicitando que no se permita el reasentamiento de personas en los lugares de riesgo permanente como la orilla de los ríos ¿será eso posible?
R. Todo es posible, pero si no existe una política nacional sobre asentamientos humanos, si carecemos de una Ley de Ordenamiento Territorial, si no ponemos en marcha los mecanismos establecidos por la Ley Ambiental Dominicana para atender las emergencias ambientales; resulta cuesta arriba pensar que el drama humano que estamos viviendo con las lluvias y las inundaciones, no seguirán afectando en el futuro, los sectores más vulnerables de la Sociedad Dominicana.
El cambio climático no es un juego, es el reto más grande que tiene la humanidad en estos momentos y para el cual existen miles de interrogantes sobre sus perspectivas de impactos y afectaciones directas a los seres humanos, pero son muy pocas respuestas o soluciones.
Si no conocemos a ciencia cierta la gravedad del problema, no nos preocuparemos ni nos esforzaremos en buscar las posibles soluciones. Nada podemos hacer para frenar las reacciones violentas de la naturaleza, pero si adaptarnos y respetar sus leyes.
No está escrito en ninguna parte, pero todo el mundo sabe que es preciso respetar las áreas de dominio de los río sen su ruta hacia el mar. Podemos contenerlos con las presas, pero jamás desviarlos de su destino. No debemos deforestar las cimas de las montañas, ni las pendientes escarpadas, ni hacer agricultura en ambientes tan frágiles como Valle Nuevo.
Para quienes no lo saben, Valle Nuevo, al igual que el Pico Duarte y La Pelona, el áxis de la cordillera Central, es el verdadero Altar de la Patria. Hay que respetar y amar a nuestra madre naturaleza, pero lamentablemente, solo hemos aprendido a agredirla y desde luego, su respuesta no se ha hecho esperar.
A partir de este momento, nadie ni bajo ninguna circunstancia, se debe permitir asentamientos a orillas del Yaque del Norte, del Yuna o del Yaque del Sur, que son las tres arterias fluviales más grandes del país.
El ser humano es el primer y más valioso recurso natural. Una sola vida que se pierda, es un daño irreparable. Por respeto a la sacrosanta vida humana, no permitamos asentamientos próximos al curso de los ríos.
Por Eleuterio Martínez