P. Profesor, ¿cree usted que debemos prepararnos mejor ante la eventualidad de los ciclones?
R. Después del paso de Noel y Olga en el 2007 y contemplar impávidos la secuela de impactos creados afectando gravemente a la agricultura, la ganadería, infraestructuras civiles y sobre todo vida, bienes y propiedades de aquellos seres humanos que viven secuestrados por la indigencia, la precariedad o en sitios sumamente vulnerables, no debe haber justificación para que fenómenos como Matthew nos agarren desprevenidos.
No basta con tener algunos refugios que resulten seguros o el Servicio Social de la Presidencia para montar operativos de emergencia que permitan alimentar a quienes resulten afectados o desplazados por los efectos de estos ciclones tropicales, que casi siempre hacen colapsar los principales servicios públicos y crean malestares horizontales a toda la población: se necesita contar con un Plan Nacional de Emergencia frente a los Ciclones Tropicales. Es decir, si sabemos cuándo comienza y termina la temporada ciclónica, de la gravedad que entraña recibir un fenómeno con la violencia o la magnitud de impactos que Matthew está causando en Jamaica, Cuba y Haití, es para que apliquemos las lecciones aprendidas y que estas se traduzcan a planes de acción concretos que en verdad sean complementos de las acciones preventivas.
Eso quiere decir que la prevención es el arma de oro para enfrentar con éxito cualquier evento recurrente de la naturaleza, porque como ella es impredecible, pues la salida más inteligente y la única que puede resultar exitosa y, de paso, la que resulta más económica, con más vidas y propiedades para salvar, es ser precavido, tomar cuantas acciones previas sean posible y finalmente, estar preparado para cuando tales eventos hagan acto de presencia.
No se trata de crear un cuerpo de bomberos, porque no es el fuego, sino vientos y aguas los que encarnan estos eventos potencialmente catastróficos; no se necesita otra Defensa Civil, ni siquiera de otro COE (Comité Nacional de Emergencias), pero sí de un Manual y un Plan de Maestro Preventivo que indique, señale e identifique todo lo que se tiene que hacer, antes, durante y después de un ciclón tropical, sin importar su categoría.
Cómo saldremos finalmente de Matthew, no importa y tenemos los dedos cruzados para que Dios se apiade de nosotros. Lo que sí importa es que no se presente otro evento de esta naturaleza entre junio y noviembre, sin un manual y sin un plan maestro preventivo.
Por ELEUTERIO MARTÍNEZ