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P. Profesor, ¿es cierto que existen dos sierras de Neiba, ambas muy deforestadas?
R. Así es, pero en realidad no son dos sierras de Neiba, sino, dos macizos montañosos paralelos, uno al Sur; la verdadera Sierra de Neiba, el más alto (sobre los 2,000 metros de elevación sobre el nivel medio del mar) y otro al Norte, mucho más bajo (sobre los 1,000 metros de altitud).
En medio de ambas cadenas montañosas existe un gran cañón con varios vallecitos intramontanos, donde florece la agricultura y varios pueblos se alinean curiosamente: Vallejuelo, El Cercado, Juan Santiago, Rancho La Guardia, Los Guineos y Hondo Valle.
Conversando con Don Osiris de Óleo, maestro de la Enseñanza Media de los años 40 del siglo pasado, conocimos que El Cercado, el mayor de estos pueblos y que divide el Cañón en dos, toma su nombre al quedar rodeado por tres montañas (La Tasajera al Sur, La Rancha – Guardarraya al Noreste y Firme de Los Calimentes al Noroeste).
Las dos montañas del Norte (Noreste y Noroeste) las separan los ríos Macacías y Caña, ambos confluyen en la frontera, donde suman sus aguas al Artibonito, el más grande de la isla La Hispaniola y la Arteria Ahorta de Haití, del cual depende la Presa de Peligre y la única zona agrícola de importancia, al irrigar las extensas llanuras ribereñas de este río.
Es decir, las montañas de la Sierra de Neiba son vitales para la vida de Haití y para la producción agropecuaria del Valle del Macacías, entre Las Matas de Farfán y Elías Piña.
En cuanto a la deforestación, es una triste realidad, pues todas las montañas antes mencionadas, están totalmente desnudas, hasta el punto que llamaron poderosamente la atención del Presidente de la República en una visita sorpresa reciente, quien creó una comisión especial con moradores locales, para iniciar un amplio programa de reforestación que pueda revertir el actual proceso de desertificación de la Sierra de Neiba.
Es más, el Ejecutivo de la Nación hizo un ferviente llamado a la conservación de las aguas, que no se pierda ni siquiera una gotita o se vaya al mar sin antes ser aprovechada, declarando que este cuatrienio será dedicado a la conservación de este líquido tan vital para la vida de dos naciones y que se produce precisamente, en territorio dominicano.
Aunque hay responsabilidades compartidas, el compromiso reside al Este de la frontera.
Por ELEUTERIO MARTÍNEZ
