ROMA. Casi un tercio de la superficie forestal del mundo está gestionado de alguna forma por comunidades, que operan por debajo de su potencial, difundió hoy la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Tras evaluar los últimos cuarenta años de actividad forestal comunitaria, la agencia indicó en un nuevo estudio que esta es una “poderosa herramienta” para la gestión sostenible de los bosques, la reducción de la pobreza y la generación de empleo e ingresos en el campo.
Este tipo de actividad busca aumentar el papel de las personas de un lugar determinado en la gestión de los recursos forestales de la zona, incluyendo las iniciativas indígenas, de gobiernos locales y de pequeños productores, según la definición recogida por la FAO.
Pese a que las comunidades se están asociando con los gobiernos para tomar decisiones sobre el uso de la tierra y gestionar los recursos forestales, la FAO matizó en un comunicado que todavía no se dan las condiciones adecuadas para que estos grupos ejerzan plenamente sus derechos.
En ese sentido, recomendó proveer a las comunidades de tenencia forestal segura, mejorar los marcos regulatorios, facilitar el acceso a los mercados y transferir los conocimientos y los medios tecnológicos apropiados.
“Los pueblos indígenas, las comunidades locales y los agricultores familiares están dispuestos a conservar y restaurar los bosques, responder al cambio climático, preservar la biodiversidad y mantener los medios de vida a gran escala”, aseguró la especialista de la FAO Eva Müller, que echó en falta más voluntad política.
Buenas prácticas
El estudio también recoge buenas prácticas desarrolladas en países de todo el mundo.
En México, hasta el 80 % de los bosques está bajo la jurisdicción legal de comunidades, muchas de las cuales operan empresas locales para vender la madera que producen.
Mientras que en Brasil la deforestación fuera de los bosques controlados por grupos indígenas emite 27 veces más dióxido de carbono que dentro de los bosques comunitarios, en Bolivia y Perú esos grupos son libres de organizarse según sus tradiciones y costumbres.
En Camerún la revisión de las leyes ha permitido la creación de unas 150 áreas manejadas por comunidades, en tanto que en Nepal la superficie forestal creció un 30 % en quince años, en parte por la introducción de la silvicultura comunitaria.