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Claro y contundente

De forma responsable, como ha sido norma en su vida pública y con la fuerza de una probidad probada en el tiempo, el secretario de Medio Ambiente ha dejado bien en claro y defendido la corrección con que actuó ese organismo al otorgar permiso para la instalación de una planta de cemento en el batey Gonzalo, en la provincia de Monte Plata.

Ante la campaña aviesa desatada en las últimas semanas en contra de ese proyecto, el doctor Jaime David Fernández Mirabal ha pulverizado el principal argumento de los detractores, al afirmar que la cementera no está en el área de Los Haitises.

Es la posición firme y contundente de un funcionario que actúa con la inquebrantable verticalidad del servidor público que trata de hacer las cosas técnicamente bien hechas y que, por su carácter idóneo, las defiende ante cualquier maledicencia.

Su estandarte en la función pública ha sido la seriedad con que se ha conducido a lo largo de su trayectoria, que nadie ha podido cuestionar sobre bases ciertas, además de una sostenida vocación de defensa de los recursos naturales a través del proyecto Quisqueya Verde.

Al igual que Jaime David, cualquier persona o sector que observe la situación con un mínimo de objetividad, puede llegar fácilmente a la conclusión de que es por luchas de intereses entre cementeras que se busca poner en entredicho una licencia que es técnicamente ajustada a las normas ambientales.

Es lamentable que personas dotadas de una auténtica sensibilidad ambiental y ecológica se hayan dejado arrastrar a la mencionada campaña de descrédito por un bien articulado concierto de intereses económicos contrarios a la libre competencia.

La política de democratización económica que ejecuta el Estado dominicano bajo la dirección del presidente Leonel Fernández no puede ser obstruida por grupos que enarbolan ahora fementidas preocupaciones ambientales para encubrir  obscuras maniobras que buscan, únicamente, satisfacer intereses particulares.

El desarrollo y el derecho a una mejor calidad de vida de la población de una zona empobrecida que durante décadas ha estado sumida en el olvido más absoluto no pueden ser entorpecidos por tan malsanas pretensiones.

El Caribe CDN