JOHANNESBURGO. Los 182 países signatarios de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas (CITES) prohibieron hoy el comercio internacional del loro gris africano, el más popular del mundo por su extraordinaria capacidad para imitar el habla humana.
La decisión fue tomada durante la décimo séptima conferencia de la CITES, que se celebra hasta el próximo miércoles en Johannesburgo, al aprobarse con 95 votos a favor, 35 en contra y 5 abstenciones la propuesta presentada por Gabón, Nigeria, Guinea Bissau, Angola y Togo, cinco de los países con población de esta especie.
Con presencia en 21 países del continente, las poblaciones del loro gris africano han disminuido dramáticamente (50 % en los últimos 50 años en algunos países), y están al borde de la desaparición en países como Benín, Burundi o Guinea.
Se estima que entre 1975 y 2013 se exportaron de los países de origen más de 1,3 millones de loros grises africanos.
La media de muertes durante el traslado de esta especie, debido a las malas condiciones de transporte, es de entre el 40 % y el 60 %, según organizaciones ecologistas, lo que sitúa el número de loros capturados en su hábitat natural entre los 2,1 y los 3,2 millones.
“El fraude y la corrupción han permitido a los traficantes sobrepasar enormemente las actuales cuotas y continuar capturando un número insostenible de loros grises africanos de los bosques del Congo”, declaró Colman O Criodain, de la organización ecologista WWF.
El loro gris africano estaba incluido hasta ahora en el apéndice II de especies protegidas de la CITES, que permite el comercio con ciertas condiciones, por lo que la decisión de hoy traslada a la especie al apéndice I, que prohíbe por completo su comercio internacional.
Según los partidarios de la prohibición, los países con población de loro gris africano violaban constantemente las restricciones al comercio impuestas por la CITES, superando ampliamente todos los años las cuotas de exportación fijadas.
La prohibición no afectará a los loros grises africanos criados en cautividad, cuyos propietarios deberán ahora registrarse ante la CITES.
Algunos criadores de loro gris consideran que la introducción de trámites burocráticos en el comercio de especies en cautividad disparará la captura ilegal de estos animales y su tráfico internacional.