los países de Centroamérica y República Dominicana tienen que unir esfuerzos para concretar un proyecto que evalúe los principales impactos del cambio climático en sus cuencas hídricas, ha pedido el Centro del Agua del Trópico Húmedo para América Latina y el Caribe (Cathalac).
Este llamamiento se debe al informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) presentado este mes, que subraya la urgencia de reducir el aumento del calentamiento global a 1,5°C, como se establece en el Acuerdo de París (2015).
Para ello se requerirá alcanzar la meta de emisiones cero de dióxido de carbono para 2050.
El director del Cathalac, Freddy Picado, explicó que este proyecto debe ir dirigido a recabar la información sobre el impacto del calentamiento global en el recurso hídrico de cuencas hidrográficas seleccionadas en Centroamérica.
Con el estudio se pretende diferenciar, además, los impactos sociales, ambientales y económicos, en cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de 2030.
“Los riesgos futuros relacionados con el clima dependen de la velocidad y duración del calentamiento, algunos impactos pueden ser extendidos e irreversibles, como la pérdida de ecosistemas. Existe un punto de inflexión clave del sistema climático que puede ocurrir entre 1,5°C y 2°C”, manifestó Picado.
El director de la organización regional dijo que la iniciativa podría dar respuesta a la necesidad de elaborar políticas públicas más integradas de Centroamérica, al tomar en cuenta factores como el agua, la energía, los alimentos y los umbrales climáticos.
El Corredor Seco
Centroamérica, donde viven más de 50 millones de personas, la gran mayoría pobres, cuenta con un capital hídrico per cápita de aproximadamente 31.064 m3 y una precipitación promedio anual que oscila entre los 1.150 mm y los 5.000 mm, según datos recogidos en la Estrategia Centroamericana para la Gestión Integrada de Recursos Hídricos del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA).
Sin embargo, la fragilidad del recurso afecta especialmente al Corredor Seco -que abarca zonas de El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Costa Rica y Panamá-, donde viven 10,5 millones de personas, de las cuales 1,6 millones se encuentran bajo inseguridad alimentaria.
Además, la disponibilidad de agua de calidad para la producción de alimentos y el consumo humano en la región se ve comprometida por la creciente demanda y presión sobre las cuencas y fuentes de agua.