Los inversionistas que han puesto su dinero en una planta de cemento en Los Haitises no han prestado atención al daño futuro que ese proyecto va a hacer a sus negocios principales, originarios de las riquezas para esa inversión. Y es que esa cementera en Los Haitises atenta contra la ecología del país, de la isla Hispaniola y de Las Antillas, afectando aún más la agonizante ecología de Haití, que internacionalmente se conoce su gran necesidad de ayuda para reponer su medio ambiente.
Las ONG internacionales que luchan para preservar el ambiente del planeta pronto estarán de frente a esos inversionistas, colocándolos como parias ambientales con los cuales los inversionistas y bancos internacionales no querrán asociar su nombre, impidiéndoles desarrollar negocios de mayor relevancia económica. Este impacto es terrible en estos inversionistas jóvenes y pujantes, pero con reducido entendimiento del significado desarrollo sostenible.
El escándalo internacional dirigido por ese tipo de ONG ya le ocurrió a la industria azucarera nacional, en donde se afectó la imagen de sus inversionistas por la falta de inversión social en las condiciones de vida de sus braceros. Actualmente una parte de esa industria ha estado invirtiendo recursos en mejorar esas condiciones como parte de su nueva visión de responsabilidad social y ambiental.
Con la conciencia ambiental que se está desarrollando en la actualidad, la creciente población de dominicanos ambientalmente conscientes no comprarán cemento de esa fábrica que será conocida como destructora de un ecosistema tan frágil como Los Haitises. Y les exigirán a los promotores de torres de apartamentos que el edificio que ellos compren para vivir esté libre de ese cemento dañino al ambiente.
Y lo que es peor, esos dominicanos conscientes del ambiente no van a preferir los productos que origina la riqueza con la que esos inversionistas van a financiar el daño a Los Haitises. Así, decidirán dejar de consumir sus marcas de aceites comestibles, de pasta de tomate, de leche importada, de comprar el periódico que editan, de no ver el canal de televisión que tienen y llegarán a repudiar la empresa de construcción que a esos inversionistas le ha costado muchos años de trabajo y esfuerzo desarrollar.
Todo el actual patrimonio de esos inversionistas está en riego por invertir en una planta colocada en un lugar equivocado. La zona de amortiguamiento de Los Haitises en donde estará esta cementera, anteriormente era parte del bosque húmedo y fue disminuido por la depredación del hombre en la zona. Por lo que es puramente circunstancial que su ubicación no esté dentro de los límites legales del Parque.
En este siglo 21, la decisión de inversión no es solamente basada en la racionalidad económica y en cumplir la legislación, sino también en principios de responsabilidad social corporativa que aseguren que el negocio no le haga daño a la sociedad. El impacto negativo de esa inversión al ambiente de Los Haitises atenta al desarrollo sostenible de toda la sociedad dominicana, particularmente la del Cibao, gran beneficiaria de las lluvias que producen Los Haitises.
La zona de Los Haitises contribuye a las precipitaciones en la Cordillera Central y áreas del Cibao. En este parque se registran precipitaciones anuales de 2000 mm. La alta humedad de ese bosque natural produce nubes cargadas que luego son recogidas por los vientos alisios que vienen del Este y las distribuye en las zonas donde nacen nuestros principales ríos, incluyendo el Yaque del Norte. Para que ustedes tengan una idea de la dimensión del daño, la operación de esa cementera atenta contra la ecología del país, de igual manera como si otra similar se instalara en el Amazonas, otra gran fábrica de lluvias del planeta.
El parque Los Haitises, además de sus valores ecológicos y paisajísticos, constituye uno de los más importantes acuíferos del país. La porosidad de sus rocas de caliza coralina junto con las altas precipitaciones permite la acumulación de grandes cantidades de agua en su subsuelo que constituyen una gran reserva para la región, la capital y el país.
La Secretaría de Medio Ambiente tenía a la mano decenas de argumentos para negar el permiso. Desde considerar el daño a la producción de lluvias de la isla hasta decidir solo dar permisos ambientales en esa zona a proyectos verdes que aumenten la ecología de la zona y nunca a un proyecto destructor. Es conocido que el primer equipo de esa Secretaría que evaluó el proyecto dio una recomendación negativa y que un segundo equipo dio una resolución complaciente para la justificación del Ministerio, quien tenía meses con el expediente en sus manos.
La mejor decisión de los inversionistas de ese proyecto es detener esa construcción ahora que están tiempo y mudar su cementera a otra zona, para que el cemento que produzca no nazca con el hándicap permanente de ser un destructor del ambiente de Los Haitises. Esta sería una desastrosa consecuencia para el marketing de la nueva marca de cemento y la recuperación del capital invertido.
Por: ALEXANDER MEDINA HERASME
Hoy Digital