MÉXICO. Cuando se habla del ruido en las ciudades y sus efectos, se consideran en principio los impactos en la salud humana; sin embargo, el caos sonoro se ha convertido en una amenaza latente para la fauna sensible como las aves.
Aunque algunas especies se han adaptado a la contaminación acústica, “las aves sí se ven afectadas por el ruido”, afirma a Efe José Rafael Calderón Parra, especialista de la Iniciativa para la Conservación de las Aves de América del Norte.
Explicó que se ha identificado daño físico en las estructuras auditivas de las aves, y aunque algunas especies tienen la capacidad de reparar estos daños, ello solo sucede si no se sobrepasan ciertos niveles de ruido.
“Hay algunas especies que son muy sensibles al ruido, se espantan muy fácil y al estar bajo esa presión constante ello afecta su desempeño en general, alterando su comportamiento”, indicó Calderón.
El ruido provoca un “susto” en las aves, esto les genera estrés, vuelan, y la energía que usan para escapar podrían invertirla para alimentarse, descansar o en otras actividades vitales como el cortejo para reproducirse, explicó el maestro en biología.
“Los machos usan su canto para atraer a las hembras, y esto puede definir ser seleccionado por una hembra o no”, agregó.
La comunicación entre aves se afecta ya que sus vocalizaciones compiten con el ruido de las ciudades, emiten sonidos con mayor frecuencia y potencia en volumen, lo que se suma al costo energético.
Las aves territoriales también son afectadas pues usan su canto para defender su territorio. Y, por otro lado, los sonidos de contacto que permiten mantener reunidos a los integrantes de una parvada al no escucharse puede causar que las aves se aislen.
“Las aves detectan el peligro a través de los sonidos; si no los escuchan las vuelve vulnerables ante sus depredadores”, añadió Calderón.
Ante estos escenarios, las aves procuran evitar las zonas ruidosas y buscan espacios aislados.
“Entre más vegetación exista más se amortigua la contaminación sonora, pero si las áreas verdes son muy pequeñas esto no ayuda a que se establezcan las aves”, señaló el especialista en aves de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio).
A pesar de esta situación, México se encuentra entre los primeros países con mayor diversidad de aves, con alrededor de 1.100 especies de más de 9.700 que se conocen en el mundo, como colibríes, garzas, grullas, águilas, loros y correcaminos, de acuerdo con datos del sitio web Aves Mx.
En la Ciudad de México (y espacios naturales que la rodean) se pueden observar poco más de 300 especies, indicó el Calderón, y enfatizó la importancia de conocer a las aves para sensibilizarse en su conservación.
Para ello se promueve el Programa de Aves Urbanas en diversas ciudades del país. “Es un programa de ciencia ciudadana que consiste en la observación de aves, para acercar a las personas con las especies que habitan en las ciudades, conocer su entorno inmediato, saber que existen y poder valorar su presencia”, añadió.
El último miércoles de abril se celebra el Día Internacional de Concienciación sobre el Ruido, esta campaña, propuesta en 1996 por el Center of Hearing and Communication (CHC), invita a los ciudadanos a reflexionar sobre los riesgos de la sobreexposición a ambientes acústicamente violentos.
En ese sentido, Calderón reflexionó que en la ciudad estamos ya acostumbrados al sonido de motores y bocinas de auto; por eso las personas usan sus audífonos, pero también hay que dar la oportunidad de escuchar con atención a los sonidos más naturales.
“Valorar el canto de las aves y ver la belleza que ahí está”, agregó.
Si usamos menos vehículos, cuidamos y promovemos más áreas verdes urbanas, bajamos el volumen de nuestros radios, “podremos escuchar más a la naturaleza y ayudar a las especies a sobrevivir en este caos sonoro de las ciudades”, concluyó Calderón.
Ivette Mota
EFE