El calentamiento global es un hecho incontrovertible. Las temperaturas de la Tierra se han elevado en los últimos años. En eso coinciden expertos y estudiosos de las ciencias climáticas. Las líneas paralelas se construyen al momento de buscar las causas de ese fenómeno.
Mientras el Panel Intergubernamental sobre Cambios Climáticos (IPCC, por su sigla en inglés) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) responsabiliza de ese fenómeno a las actividades humanas que generan dióxido de carbono (CO2), como sería la quema de combustibles fósiles, la transformación de bosques a tierras agrícolas y la utilización de fertilizantes nitrogenados, que desprenden grandes cantidades de dióxido de carbono; otros responsabilizan al sol de las altas temperaturas.
El catedrático Frederick Singer, de la Universidad de Virginia (EEUU), en respuesta al cuarto informe del IPPC, 2007, aseguró: “La mayor parte del actual calentamiento es debido a causas naturales. Muy posiblemente forma parte de un irrefrenable ciclo solar de 1.500 años de calentamiento y enfriamiento que ha sido documentado en capas de hielo, sedimentos marinos y estalagmitas para millones de años atrás”.
Un artículo publicado en la revista Sciences reseñó las conclusiones de una investigación llevada a cabo por la Universidad de Columbia, Estados Unidos, que le dio continuidad a un estudio anterior realizado por científicos del Observatorio Terrestre Lamont Doherty, de la misma academia, quienes estudiaron las causas del calentamiento al final de la última era glaciar hace 17,000 años, concluyendo que se debió a un cambio de la órbita terrestre.
En el más reciente estudio se plantea que el cambio de la órbita terrestre causó un desplazamiento de los vientos del oeste hacia el sur y fuertes corrientes marinas ascendentes que expulsaron a la atmósfera el dióxido de carbono almacenado en el fondo del océano Antártico, lo que incidió en el calentamiento. Y presagian una situación similar. “En los últimos 40 años los vientos se han desplazado al sur tanto como lo hicieron hace 17,000 años”.
Audiovisuales contundentes
Una verdad incómoda (An inconvenient truth) es el documental del premio nobel Al Gore sobre las posibles consecuencias del cambio climático. Su argumento se resume con la siguiente afirmación: “Para responder a la emergencia planetaria debida a la rápida acumulación de dióxido de carbono (CO2) generado por el hombre en la atmósfera terrestre hay que abordar cuanto antes su causa principal, que es, naturalmente, el trágico exceso de dependencia de nuestra civilización respecto a la combustión de grandes cantidades de combustible basados en el carbono”.
En respuesta, el director de televisión Martin Durkin produjo “El gran timo del calentamiento global” (The great global warming swindle) que sostiene que el clima ha sido siempre cambiante sin necesitar la intervención humana, y atribuye utilizar la amenaza del cambio climático para entorpecer el proceso industrial vital de los países en desarrollo.
Para su producción, Durkin consultó a un conjunto de científicos contrarios a atribuirle la responsabilidad de cambio climático a la actividad humana, entre ellos el doctor Piers Corbyn, investigador del clima. “El sol está dirigiendo el cambio climático. El CO2 es irrelevante”, afirma. Y agrega: “Ninguno de los principales cambios climáticos de los últimos 1,000 años puede ser explicado con el CO2”.
¿De la mano CO2 y calentamiento?
El profesor Syun-Ichi Akasofu, del Centro Internacional de Investigación del Ártico, en Alaska, y profesor Física en la Universidad de Fairbanks (Alaska), también consultado, planteó que el CO2 empezó a crecer aproximadamente en 1940, mientras la temperatura decrecía desde ese año hasta 1975. Cuando el CO2 aumenta rápidamente pero la temperatura disminuye no podemos decir que el CO2 y la temperatura van juntos”, sostuvo.
“Hubo períodos en los que tuvimos tres veces más CO2 del que tenemos hoy y períodos en que tuvimos diez veces más CO2 del que tenemos hoy, y si el CO2 tuviera un gran efecto sobre el clima deberíamos verlo en la reconstrucción de la temperatura”, afirma Akasofu.
En ese punto coincide con el profesor Tim Ball, del departamento de Climatología de la Universidad de Winnipeg, en Canadá: “La temperatura subió significativamente hasta 1940, cuando la producción humana de CO2 era relativamente baja. Y después, en los años de postguerra, cuando la industria y todas las economías del mundo empezaron a funcionar y la producción humana de CO2 se disparó, la temperatura global estaba bajando”.
Otro experto consultado para el documental fue el profesor Philip Stott, del departamento de Biogeografía de la Universidad de Londres, quien expuso que aunque el CO2 es un gas de efecto invernadero, éste sólo constituye una pequeña parte de la atmósfera. “Si se considera el porcentaje de CO2 de entre todos los gases de la atmósfera (el oxígeno, el nitrógeno, el argón y demás) es del 0.054%, una porción increíblemente pequeña”. Asegura que el gas de efecto invernadero más importante es el vapor de agua. Para Carl Wunsch, profesor de Oceanografía en la Universidad de Harvard, la mayor fuente de generación de CO2 son los océanos, y no la actividad humana.
¿DERRETIMIENTO DE GLACIARES?
El IPCC ha asociado la intensidad de las tormentas con el cambio climático, y ha expresado su temor de que el derretimiento de los polos, debido al efecto invernadero de la Tierra, origine la elevación del nivel del mar provocando inundaciones y pérdida de playas, con lo que serían afectados sensiblemente territorios insulares, como República Dominicana.
El profesor John Christy, del departamento de Ciencia Atmosférica de la Universidad de Alabama, en Huntsville, afirma sobre el segundo aspecto: “Hace 1,000 años Groenlandia era más caliente de lo que es ahora. No sufrió un evento de derretimiento dramático”. Y sobre el incremento en la intensidad de los desastres, Richard Lindzen, del departamento de Meteorología del Instituto de Tecnología de Massachusetts, expone que los libros de texto sobre meteorología “nos están diciendo que el origen principal de las alteraciones del tiempo es la diferencia de temperatura entre los trópicos y el polo, y nos dicen que en un mundo más caliente esta diferencia será menor. Esto nos indica que tendremos episodios menos tormentosos y tendremos menos variabilidad”.
Ambas posiciones tienen otras argumentaciones menos científicas para cuestionar al contrario. Mientras quienes consideran el calentamiento global como un fenómeno perfectamente natural atribuyen a los contrarios de estar opuestos al desarrollo, estos últimos los acusan de estar en la nómina de las multinacionales del petróleo.
Por: Solange de la Cruz Matos
Listin Diario