Desde un pequeño atracadero nos vimos de pronto en la quietud inmensa del gran espejo de agua que ha formado la represa. Por un lado el suntuoso río Mao, que desciende de entre lo más virgen de la serranía. De otro lado, como tratándose de dos brazos corpulentos, le acompaña el Magua, fresco, verdecino de pinos y limo.
Las ligeras olas que produce el bote son complementadas con los relatos de Ramón Anibal (si, hace rato que ya mis compañeros de travesía se habían percatado que es todo un personaje: Poeta, ambientalista, soñador, servidor públicoŠpreocupado por aquello que nos inquieta a todos: nuestro hábitat). Su índice, impotente, acusador, nos muestra con desgarro como el manto de la impunidad cubre las faldas de los cerros que han quedado atrapados por la inmensidad del agua. Ganadería, talas, cultivos de ciclo cortoŠtodo a orillas del embalse.
Vamos río arriba ahora por el Magua, las aves acuáticas hacen lo suyo. EL Aguila surca los cielos (que por cierto, días después de esta visita consulte con nuestro ornitólogo de cabecera, Simón Guerrero, sobre la posibilidad del citado «anidamiento»Š El amablemente imputó: «No es imposible, pero su presencia todo el año no prueba que aniden. A veces los juveniles se quedan casi todo el año en sus áreas de invierno.»)
Sterling frunce el ceño y traga en seco: casi no hay peces y muy poca fauna, insiste. -Media hora, una hora quizás- y el bote no puede seguir. El sedimento parido (abortado) desde las montañas ya se acumula por toneladas. Bajamos, caminamos sobre el. Magua ha sido víctima del desdén humano, de la pobreza de bolsillo y de espíritu. De la desidia oficial y de la estupidez
de aquellos que matan el bosque por sobrevivir ellos aunque todo lo demás se muera.
Son varios metros de alto en la capa vegetal acumulada, kilómetros se pueda avanzar por sobre ella. Se estrangula el río, sobre si misma crece de todo, el ganado prolifera. Al menos como aliciente las aves nos invitan a correr tras ellas para posar ante nuestros lentes. Algunos viajeros sumergen su cuerpo al frescor puro de Magua. (veinte años hace que no iba por ese río,
confieso). Ramón Anibal canta unos versos. dos o tres lloramos de impotencia: a nadie le duele? quien se suma para hacer algo?
Debemos seguir por otra ruta, el recorrido en silencio, como un funeral. cae la tarde y volvemos al embalse, giramos por donde llega Mao: la diferencia no es mucha: Ganado, maíz cultivado sobre pendientes de 70 grados, talas, quemas…
-Como lo hacen ? inquiero.
-Ramon Anibal relata como personas con algún poder económico le pagan a nacionales Haitianos para desmontar cualquier cerro y sembrar los cultivos de sus apetencias.(semana después la DNCD dio cuenta de una de esas «apetencias» un poco más arriba). Se han hecho operativos -dice- pero hacen falta recursos, vigilancia, autoridad! Algo debemos hacer para que nos
pongan caso. Su voz se ahoga por una llovizna rociada por el empuje de otros botes.
La presa de Monción se construyó hace ya cerca de 10 años y de ella depende una Hidroeléctrica y el abastecimiento del acueducto de la Linea Noroeste, además del riego de miles de tareas de tierra. Su cuenca y embalse deben protegerse desde el 2011 entre los polígonos que forman el Parque Nacional «Manolo Tavarez Justo». (pero de este Parque y sus amenazas hablaremos en
otras notas).
Debemos volver, reclamo. ya es tarde, no queremos que se haga más de noche para el camino. La popa se vuelve al ocaso. en breve ya estamos de vuelta a casaŠ El espíritu renovado de Natura. la conciencia remendada de parches, las manos ansiando hacer algo másŠ tendremos que hacerlo! es nuestro reto y deber.
Increible articulo. Soy de la linea noroeste y la verdad es que describio la realidad que desafortunadamente viven las personas en esa region, y lo dolorosos es que nadie hace nada y si les dicen se hacen los locos.
Eso es verdad Soy del pueblo Moncion, vivo alrededor de la presa en un sector cercano y es increíble no hay un dia en donde no se vea humo en los alrededores de la misma..