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Bombardeo de nubes

Por: Dimetrio Miguel Castillo

Demetrio Miguel Castillo
Dimetrio Miguel Castillo

Diversas personas han sido críticas en señalar que el costo de esta iniciativa es muy elevado y que los logros que se han obtenido en otras ocasiones no han sido óptimos. De hecho, en nuestro país las primeras experiencias se desarrollaron en la década. El yoduro de plata genera problemas de salud. Existe la tendencia a creer que el utilizar químicos como el yoduro de plata, la acetona y el yoduro de amoniaco para incrementar precipitaciones podría generar que, una vez que el agua haya caído, éstos produzcan efectos en la salud de las personas que están en contacto con las lluvias. Hay quienes consideran también que el contacto de estos productos con la flora y fauna de la cordillera, donde se realiza el procedimiento, podría provocar daños en el medio ambiente.

Además, se piensa que se podría llevar a cabo en la ciudad, pero aclaran que siempre se hace en los sectores cordilleranos. Durante las semanas de inicio de sequia se han bombardeado nubes en diferentes partes del Caribe, se han registrado días con presencia de densas neblinas en algunos sectores de la región.

También calores que no se conducen con el mes de otoño que se está viviendo, cambios climáticos que algunos atribuyen al inicio de la estimulación artificial de nubes. La “siembra de nubes”, está orientada a actuar sobre la microfísica de la nube, facilitando el proceso de formación de gotas en nubes cálidas o cristales de hielo en nubes frías, y tratar que estos meteoros alcancen tamaños mayores en menos tiempo, y con esto lograr velocidades de caída mayores que les permite precipitar (lluvia o nevada). Para que una gota de agua pueda ser calificada como gota de lluvia, tiene que tener una velocidad de caída superior a 1 m/s lo que se logra con tamaños superiores a 1 milímetro.

De lo contrario, la gota no precipita y se queda suspendida en la nube para formar niebla, neblina o camanchaca. Para formar una nube, primero se requiere vapor de agua, que como todo gas está formado por moléculas y por lo tanto no precipita o en palabras simples, no tiene velocidad de caída suficiente (no llueve). El vapor de agua se concentra en las capas bajas de la atmósfera, principalmente sobre los océanos o grandes cuerpos de agua.

Para lograr formar una nube, la que está constituida por pequeñas gotitas de agua (del orden 10 micrones), se requiere condensar el vapor de agua y formar agua líquida. Al igual como ocurre en el parabrisas del auto cuando se “empaña” por efecto del frío externo, para condensar el vapor de agua, la atmósfera recurre al enfriamiento del aire húmedo mediante un ascenso forzado que puede ser generado por un sistema frontal, un obstáculo físico como la cordillera o el calentamiento del suelo durante el verano (tormentas), esto es posible debido a que la temperatura del aire decrece con la altura a una razón media de 6,5°C por cada 1.000 metros.

La condensación se logra mediante un proceso denominado nucleación heterogénea, el cual se realiza en presencia de pequeñas partículas denominadas núcleos de condensación o CCN que tienen un tamaño de décimas de micrones (Figura 1), partículas que permiten concentrar alrededor de ellas moléculas de agua (higroscópica), dentro de estas partículas se encuentran los aerosoles naturales como la sal común o arcilla y los artificiales como es el yoduro de plata (IAg) o el hielo seco (CO2) utilizados para el “sembrado de nubes”, mediante este proceso se logran formar gotas de agua con diámetros de 1 micrón, las que son aún muy pequeñas para precipitar