Por: Wellington Díaz
Lo que comenzó como un asentamiento de cinco familias que se establecieron en la ribera Yaque del Norte, frente al sector de Nibaje, cuando perdieron sus casas en 2003, hoy es un barrio con más de 100 familias y negocios, quienes se han ubicado allí con la excusa de no tener otro lugar donde vivir.
Ante la indiferencia de las autoridades, ese asentamiento se ha constituido en el barrio Nueva York Chiquito y su crecimiento se registra en la conversión de casuchas de madera por casas construidas en blog y la expansión de colmados, talleres de mecánica y otros negocios.
Los residentes de este barrio, algunos de los cuales viven en casas alquiladas, dicen que el vivir a las orillas del río no les afecta ni constituye un peligro.
Hace más de dos años, Aneudi Henríquez Toribio alquiló una casa por la que paga mensual RD$600, y allí montó su taller de soldadura. Dice que vive tranquilo y no le interesa que lo alojen en otro lugar, porque de su negocio se “busca la comida humildemente”. “Hace unos meses el síndico tuvo una reunión con nosotros.
Pero a mí no me interesa ni apartamento ni casa, aquí está mi negocio, mi fuente de trabajo y de donde nos mantenemos ocho personas”, expresó Toribio.
De igual manera piensa Rufino Santana, quien tiene un taller de albañilería y dice que en los seis años que tiene viviendo en el barrio Nueva York Chiquito, no ha tenido problemas con el río y la zona no ha significado peligro para él y su familia.
“Las autoridades siempre han estado con el afán de sacarnos, porque supuestamente algunos estamos en peligro, pero aquí no hay peligro. Incluso, la gente del gobierno tiene más de un año que ni se acercan y es lo mejor, porque aquí estamos tranquilos, gracias a Dios”, dijo Santana.
En 2007, el gobernador de entonces José Izquierdo, ordenó censar 84 construcciones, entre viviendas, talleres y otros locales, con la intención de desalojo para devolver el esplendor a esa parte del Yaque del Norte, pero nada se ha hecho para movilizar las familias, las cuales se resisten a salir.
Entidades que tiene que ver con la preservación del medio ambiente, han denunciado que esos asentamientos atentan contra la composición ambiental de la zona, que ha sido convertida, además, en depósito de desechos sólidos y líquidos de decenas de talleres, tiendas de repuestos y otros establecimientos comerciales, que circundan la fuente acuífera, principalmente en la parte sur del centro urbano.
En principio la mayoría de las construcciones tenían la categoría de casuchas, pero con la llegada de más personas, éstas se han transformado en casas de concretos, con anexos incluidos, donde hay salones de belleza, colmados, talleres de herrería y mecánicas y otros que descargan todos sus desechos en las aguas del río.
Vía: Hoy Digital