Con sus virtudes y defectos este pedazo de tierra es nuestra patria. Ella nos la heredaron a fuerza de lucha, sangre y sacrificios personales un conjunto de hombres y mujeres que se atrevieron a soñar con una nación soberana, libre e independiente.
Nuestro deber como dignos hijos e hijas de esta tierra es defender este patrimonio, preservarla libre, soberana e independiente y, algo muy importante, lograr que en ella impere el progreso colectivo, el desarrollo nacional, la equidad en todos los sentidos y la justicia social.
De ahí la necesidad de defender esta patria de los traidores que tal Pedro Santana o Buenaventura Báez pretenden cederla a potencias extranjeras con el único objetivo de su enriquecimiento personal. Traidores como los que hoy día regalan el patrimonio ambiental de la República Dominicana a la empresa minera de origen canadiense, pero de intereses multinacionales, Barrick Gold Corporation.
El rechazo a que esta empresa opere en nuestro país no se trata de un capricho, ni de una “moda de defensa medio ambiental” y mucho menos de esa “rebeldía sin causa” que suelen atribuirnos a los más jóvenes, sino que obedece a varios factores, siendo el primero de ellos el conocimiento de los peligrosos antecedentes de la Barrick Gold en el mundo que en su modus operandi incluye: evitar toda responsabilidad por la destructora herencia ambiental que dejan sus proyectos, recurrir a la violencia contra los críticos de sus operaciones y aliarse a políticos corruptos para conseguir facilidades y ventajas extras.
Esto y más lo ha hecho en países como New Orleans, donde tiene una demanda por falsificar el precio del oro, en Australia, donde ha cometido crímenes ecológicos en minas como la de Koal, donde la Barrick Gold ha utilizado cianuro en las inmediaciones del lago Koal, causando un daño ecológico de terribles proporciones y la de Super Pitt, donde debido a su gestión de minería irresponsable hubo un escape de 20 toneladas de mercurio.
En el continente americano también la Barrick Gold “ha hecho de las suyas”, y producto de esto ha sido acusada y demanda por la contaminación y el exterminio de Los Glaciares, una de las mayores fuentes de agua dulce del mundo. Esto se debe a la explotación de unos yacimientos de oro, plata y cobre, en las minas de Pascuala Lama y la de Valera, ambas ubicadas en la frontera austral de Argentina y Chile.
Mientras que en Tanzania, el gobierno prohibió el uso del agua del río de Tigithe porque fue contaminado con el ácido de Sulfúrico utilizado por la minera Barrick Gold en la mina de oro Mara en Tarime, por lo que sus pobladores se quedaron sin esta importante fuente de agua.
Respecto a la represión a quienes se atreven a defender el medio ambiente y cuestionar las actitudes de esta minera, un informe de Corpwatch, organización de investigación y denuncia de las violaciones a los derechos humanos y los crímenes ambientales producidos por las grandes corporaciones, estudia minuciosamente a la mayor aurífera del mundo, la Barrick Gold. En el estudio se responsabilizó a la Barrick Gold de una serie de abusos, incluidas las evacuaciones forzadas de pobladores y de mineros en pequeña escala, los asesinatos denunciados de críticos de la minería en sus minas de Bulyanhulu y Mara del Norte en Tanzania, y el homicidio de mineros artesanales a manos del personal de seguridad en Papua, Nueva Guinea.
El informe también hace referencia a los muchos enfrentamientos violentos entre la policía y los activistas que se oponían a las explotaciones mineras de Barrick en Perú, Chile y Argentina. Señala incluso que algunos de los abusos en la mina de Bulyanhulu ocurrieron antes de que la Barrick tomara posesión de la misma. Pone como ejemplo que en agosto de 1996, la empresa Sutton Resources Ltd, que tiene su sede central en Canadá, evacuó entre 30.000 y 250.000 mineros de su explotación en Tanzania y presuntamente mató a más de 50 mineros sepultándolos vivos con una topadora, según cuenta en el informe el abogado ambientalista tanzano Tundu Lissu.
Tres años después la Barrick Gold compró esta mina y no hizo nada por hacer justicia a los perpetradores ni por compensar a las familias de las víctimas. Luego de las evacuaciones en masa, según dice el abogado ambientalista Lissu en el informe de Corpwatch, cientos de aldeanos, incluso autoridades comunitarias y personas destacadas de la comunidad, fueron blancos de arrestos ilegales, causas penales y largas condenas en prisión.
Todavía en nuestro país la represión no ha llegado a estos niveles, sin embargo ya se asoma a la puerta de la intolerancia, ya que tanto en la caminata 105 Km por Cotuí , como en el Campamento Patriótico Aniana Vargas, que de manera exitosa se realizaron en Semana Santa, personas identificadas por miembros de la comunidad de Cotuí como empleados de la Barrick dieron seguimiento, hicieron fotos e inclusive amenazas mediantes señas y ademanes a los jóvenes que se manifestaron a favor del medio ambiente y, por ende, en contra de la Barrick.
Sobre el último punto, el referente a la alianza de la Barrick con los políticos corruptos, no diré mucho por lo claro y evidente que está este asunto. Para esto basta ver lo fácil y rápido que los dirigentes y funcionarios públicos de los partidos políticos tradicionales, con muy pocas y contadas excepciones, aprobaron un contrato ilegal y lesivo para los intereses del país, que además viola la Constitución de la República y las leyes nacionales de minería y medio ambiente.
Por estas y otras razones es que desde el fondo de nuestros corazones, en el mismo lugar donde reside el amor patrio, quienes amamos la vida, el agua, el medio ambiente… le decimos a la Barrick Gold: “Go Home Barrick” y a tu paso llévate a esa clase política corrupta, desalmada y egoísta que con sus acciones hace tanto daño como tu con tu cianuro. Go Home Barrick.
Por: Millizen Uribe Moreno
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